Residuos de antibióticos y sulfas en leche

¿Por qué y cómo evitar los antibioticos en la leche?

El uso de antibióticos y sulfas, sin lugar a dudas, ha sido una de las principales herramientas en el control y erradicación de numerosas enfermedades infecciosas de origen bacteriano en nuestros animales de abasto y compañía. Sin embargo su empleo requiere necesariamente la preocupación y supervisión de los Médicos Veterinarios para que no queden concentraciones de estas drogas en leche, carne y otros productos de origen animal, con el fin de que la población humana reciba un alimento de buena calidad exenta de residuos de estas drogas.

¿Que se entiende por residuos de antibioticos y sulfas en leche?

El término residuos, se refiere a pequeñas concentraciones de estos fármacos que quedan en leche o carne después de finalizado un tratamiento, independiente de la vía de administración del producto (parenteral, intrauterina o intra mamaria). Los países que controlan la presencia de residuos de estas drogas, tienen normas sobre las cantidades máximas permitidas en leche, sin problemas para el consumidor. A estas concentraciones, habitualmente se les conoce como niveles de tolerancia, los cuales están basados en los antecedentes de toxicidad para cada droga en particular. Al respecto, es interesante mencionar que la Organización Mundial de la Salud, elaboró una lista de los niveles de tolerancia permitidos en leche para los antibióticos y sulfas de uso habitual en Medicina Veterinaria. Además, es importante destacar, que estos residuos causan graves daños en la industria lechera, ya que la elaboración de derivados lácteos como queso y yogurt necesitan el desarrollo de la flora ácido láctica. Esta flora, es inhibida por la presencia de concentraciones pequeñas de antibióticos y sulfas, razón por la cual las industrias realizan rutinariamente un control interno, para separar la leche ausente de estos residuos y destinarla a la elaboración de estos productos.

¿Cuales son los principales riesgos para la salud humana de los antibioticos en la leche?

Los riesgos de estos fármacos en la población humana se centran fundamentalmente en los siguientes aspectos:
  • reacciones de hipersensibilidad,
  • efectos tóxicos específicos,
  • aparición de cepas resistentes y susceptibles de ser transmitidas al hombre y
  • alteraciones de la flora intestinal.
La mayor información sobre reacciones de hipersensibilidad se refiere a las penicilinas naturales y semi-sintéticas, pues son los antibióticos de mayor uso tanto en medicina humana como en medicina veterinaria. Se estima que alrededor de un 4 a un 7% de la población es hipersensible a la penicilina y basta que la persona entre en contacto con pequeñas concentraciones de este antibiótico, para manifestar reacciones que pueden ir desde una simple erupción en la piel, cursar con cuadros febriles, llegando incluso a provocar shock anafiláctico. En relación a los efectos tóxicos específicos es interesante mencionar al cloranfenicol, ésta constituye una de las drogas que mayor riesgo tiene de provocar anemia plástica en el hombre, razón por la cual países de gran desarrollo lechero como son la Comunidad Europea, Canadá y los Estados Unidos de América, prohíben su administración por cualquier vía en animales de abasto, dejándola pura uso exclusivo en enfermedades específicas del hombre. Se sabe que la microflora intestinal del hombre se ve afectada cuando recibe terapias orales prolongadas con estos fármacos. Sin embargo, también se postula que estas alteraciones pueden ocurrir con el suministro de concentraciones pequeñas de antibióticos o sulfas, razón por la cual son numerosas las investigaciones dedicadas a detectar los efectos adversos sobre la microflora intestinal provocada por el suministro de concentraciones residuales de estas drogas. En base a la resistencia bacteriana, fenómeno de ocurrencia frecuente en medicina, ésta podría ser originada por el consumo constante de leche con concen­traciones bajas de antibióticos, los cuales suprimen el desarrollo de las bacterias más sensibles, facilitando la proliferación de las más resistentes. Al respecto, es interesante mencionar un memorando de la Organización Mundial de la Salud, el cual recomienda restringir el uso de antibióticos de primera línea de elección en medicina humana en animales de abasto.

¿Cómo evitar la presencia de residuos de antibióticos o sulfas en la leche?

La manera mas simple de disminuir la incidencia de residuos es ‘respetando los tiempos de resguardo o supresión’ que debe tener la leche, carne y otros tejidos provenientes de animales tratados con estos fármacos. Entendiéndose por este concepto el tiempo que transcurre entre la última administración de antibióticos o sulfas y el momento en que en la leche se encuentren concentraciones iguales a los niveles de tolerancia o inocuidad permitidos para la droga en cuestión. Durante este lapso de tiempo que puede durar días e incluso semanas dependiendo del producto, la leche no puede ser entregada a la planta lechera. Sin embargo, tan importante como esta información, es el respeto a las instrucciones del Médico Veterinario, quién conoce bien los tiempos para los diferentes antibióticos o sulfas, con lo cual se protege la salud del consumidor y eventuales rechazos o castigos en el precio de la leche que afectan el equilibrio económico del productor. Es importante aclarar sobre este aspecto, que existe el concepto erróneo de que los ‘tiempos de resguardo’ son específicos para cada antibiótico o sulfa en particular, pero se ha comprobado que más importante que la droga propiamente tal, en la determinación de estos períodos debe considerarse las características del vehículo en el cual va depositado el producto. Este es el motivo que para una misma droga, existan diferencias en los ‘tiempos de resguardo’ recomendados por los laboratorios. También es necesario hacer un alcance sobre los antibióticos de larga acción o liberación retardada; si bien estos productos tienen la ventaja de facilitar el manejo de los animales, ya que se han diseñado con el fin de disminuir la frecuencia de dosificación, manteniendo niveles sanguíneos por un mayor período (habitualmente se administran en dosis únicas), tienen el inconveniente que los ‘períodos de resguardo’ para estos productos son más prolongados. Cuando exista la necesidad de recurrir a este tipo de droga en vacas lactantes, hay que recordar que la leche no debe enviarse a la planta lechera durante el tiempo que recomienden los laboratorios. En nuestro país, las industrias farmacéuticas están constantemente preocupadas sobre este aspecto, razón por la cual en el rotulado de sus productos indican la duración de sus períodos. Por otro lado, el productor debe estar conciente que respetando estas indicaciones, avaladas por su Medico Veterinario, entregarán un producto sano, sin ningún riesgo para el consumidor, ya que debe tener siempre presente que los procesos de pasteurización o esterilización no son capaces de destruir a estas drogas. Además, debe recordar que el factor de dilución, es decir mezclar leche de un animal tratado con estos fármacos con leche exenta de ellos, no influye en la deter­minación de concentraciones residuales, pues se ha comprobado que la leche de una vaca tratada es capaz de contaminar 10.000 litros de leche. En países de la Comunidad Europea, Estados Unidos y otros de gran desarrollo de la industria lechera, se han promulgado diversas leyes que regulan y norman sobre el uso de estas drogas, controlando los niveles máximos permitidos, los cuales varían de un país a otro, pero siempre dentro de los márgenes recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Asimismo , existen organismos de control que revisan continuamente estos aspectos que contribuyen a una producción de leche sin riesgo para el consumidor.

Otras recomendaciones para evitar la presencia de residuos en la leche.

Además de respetar los períodos de resguardo, existen otras recomendaciones que deben tener presente los productores con el fin de evitar las presencia de drogas en la leche. Entre ellas las más importantes de mencionar son:
  • a.- No usar antibióticos o sulfas que no hayan sido recomendadas por el Médico Veterinario, ya que un fracaso terapéutico, prolonga la terapia y por ende el lapso de tiempo en el cual la leche no puede ser entregada a la planta lechera.
  • b.-No administrar dosis sobre las recomendadas por los laboratorios, ya que aumentará el tiempo en el cual la leche no podrá enviarse a planta para consumo humano.
  • c.- Preferir la utilización de antibióticos o sulfas cuyo período de resguardo sea lo más breve posible.
  • d.- Recordar que en los animales lactan­tes, siempre existe un lapso de tiempo en el cual la droga se eliminará por la leche, independiente de la vía de administración.
  • e.- Identificar el animal al cual se le está realizando tratamiento y advertir al ordenador sobre los procedimientos terapéuticos: de esta forma se evita el envío accidental de leche con estas drogas.
  • f.- Las vacas tratadas deben ser ordeñadas al final, con el fin de evitar la contaminación del resto de la leche a través del equipo de ordeña.
Es importante hacer énfasis, que respetando todas estas recomendaciones, el productor entregará un producto seguro a la población humana y que la presencia de estas drogas en la leche es consecuencia de un manejo descuidado de estos fármacos. Finalmente, el reconocido entusiasmo y responsabilidad del productor y la certera asesoría veterinaria contribuirá sin duda a minimizar el problema de los residuos y con ello asegurar leche sana para nuestra población que requiere de este vital alimento.