Leche si o leche no

Existe una gran controversia sobre el consumo de leche de vaca sobre todo en adultos. El papel de la leche y los productos lácteos en la salud humana ha sido objeto de un debate creciente en los últimos años, tanto en la literatura científica como en la de divulgación. Se deben dar mensajes claros respecto a los hábitos saludables y a las recomendaciones dietéticas. A continuación aclararemos distintos puntos basándonos en la evidencia científica actual.

botella de leche

La leche de vaca es un alimento básico en la alimentación humana y ha formado parte de nuestra dieta durante, al menos, los últimos 10.000 años. Existe una excelente relación entre su contenido de nutrientes, la calidad nutricional y el aporte energético, es un alimento clave en la alimentación en todas las edades de la vida. Sin embargo, se ha evidenciado en la última década un descenso importante en su consumo en las familias españolas, que no responde a razones científicas. Este gran alimento es el más completo para el ser humano por sus incomparables características nutricionales.

Contiene proteínas enteras de alto valor biológico.

Posee nutrientes exclusivos para el crecimiento y desarrollo, como calcio, zinc, magnesio, selenio, potasio, fósforo, vitamina D y vitaminas del complejo B (riboflavina, vitamina B12 y vitamina B5).

Un vaso de leche proporciona a un niño de 5 años el 21% de las necesidades diarias de proteínas, el 8% de las calorías, además de micronutrientes clave.

Es esencial para la formación y mantenimiento de huesos, por su aporte de calcio, vitamina D, fósforo y magnesio.

Presenta estrecha relación con la prevención y tratamiento de diversas patologías metabólicas (enfermedades crónicas no transmisibles) como: obesidad, hipertensión arterial, diabetes y síndrome metabólico.

Rehidrata (alto contenido de agua) y repone depósitos musculares de proteínas después de las actividades deportivas.

Previene las caries dentales.

La leche ha formado parte de nuestra dieta durante siglos, lo que conlleva una serie de aportes nutricionales que tendríamos que compensar haciendo un cambio de dieta en el que integremos alimentos que nos aporten estos nutrientes en cantidades suficiente y de manera regular, para mantenernos saludables.

La controversia aparece debido a un estudio publicado en «British Medical Journal» que dice que la causa de un efecto «perjudicial» de la leche estaría relacionada por los altos niveles de lactosa y galactosa (tipos de azúcar) en la leche, que sí han demostrado que aumentan el estrés oxidativo y la inflamación crónica en animales. Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) y Mary Schooling, de la Universidad de Nueva York (EE.UU.) nos advierten que estas afirmaciones deben interpretarse con cautela y que se necesitan más estudios antes de sacar conclusiones firmes o hacer recomendaciones dietéticas.

La evidencia científica actual nos dice que la leche además de su valor nutricional constituye un factor de prevención de primer orden en las denominadas patologías afluentes como son enfermedades cardiovasculares, oncológicas, metabólicas, odontológicas y óseas.

ordeño

A continuación responderemos algunas preguntas que todos nos hacemos.

¿Existe una relación entre la leche y los productos lácteos y la obesidad?

Los datos recabados en estudios de observación no respaldan la hipótesis de que la grasa láctea contribuye a la obesidad. Actualmente el consumo regular de leche en los niños y adolescentes, representa una de las mejores medidas de lucha para la prevención de la obesidad y el sobrepeso infantil y juvenil. En personas que ya se encuentran en situaciones de sobrepeso y obesidad se recomiendan los lácteos semidesnatados o desnatados.

¿Por qué los lactantes (menores de 1 año de edad) no deben beber leche de vaca?

La leche de vaca no contiene suficiente hierro ni ácido fólico (es decir, una de las vitaminas B clave para el desarrollo del ADN) para cumplir con los requisitos necesarios. Las leches de origen animal no están recomendadas para lactantes menores de 12 meses. Siguiendo las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la lactancia materna, la mayoría de las políticas nacionales recomiendan que los lactantes se alimenten únicamente de leche materna durante sus primeros seis meses de vida. Y entre los 6 y 12 meses seguir lactancia materna o consumo de leches adaptadas.

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¿Es cierto que las proteínas de la leche de vaca no se pueden digerir bien y que la leche neutraliza los ácidos del estómago, impidiendo que las proteínas se digieran completamente?

La leche posee proteínas completas de alta biodisponibilidad, altamente digeribles por el ser humano. No existe evidencia científica sobre que la leche neutralice los ácidos del estómago. Las personas que poseen intolerancia a la lactosa o alergia a la proteína de leche de vaca (un porcentaje muy pequeño de la población) son las únicas en las que se restringe o elimina su consumo.

¿El consumo de lácteos produce cáncer?

No hay ninguna evidencia científica que indique que el consumo de leche cause cáncer. Si existe una correlación con su efecto protector o preventivo frente algunos tipos de cáncer.

¿El consumo de lácteos produce caries?

Son los azúcares los que determinan el poder cariógeno de los alimentos, dado que son metabolizados por las bacterias de la placa dental, produciendo una disminución del pH (mayor acidez), responsable de la desmineralización de la superficie dental. Todos los azúcares están implicados en este proceso (monosacáridos, disacáridos y azúcares complejos) siendo el más cariógeno la sacarosa (azúcar de mesa). La lactosa (azúcar de la leche) conlleva a una débil disminución del pH (pH=5,5 vs. pH=4,0 para la sacarosa). Además, la presencia de calcio, fósforo, caseína y lípidos son un factor de protección. Los quesos tendrían también una acción protectora, al estimular la secreción de saliva y disminuir la acidez de la boca. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el papel específico de los lácteos en la prevención de caries.

¿El consumo de leche está relacionado con la diabetes de tipo 1?

Actualmente no existe ninguna prueba que relacione a los productos lácteos con la diabetes insulinodependiente que amerite particulares recomendaciones para estos pacientes. Existen numerosos estudios que evidencian la no relación entre consumo de lácteos y diabetes tipo 1. Por otra parte, un estudio reciente realizado por médicos del Hospital Durand de Buenos Aires, y del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires, concluyó que el consumo de leche en chicos ayudaría a prevenir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y de sufrir un infarto en edad adulta.

¿Y qué sucede con los productos lácteos fermentados?

Un alto consumo de productos de leche fermentada (incluyendo el yogur y el queso), con un contenido de lactosa baja se asoció con menores tasas de mortalidad y de fractura, especialmente en las mujeres.

¿A la hora de tomar leche es mejor elegir siempre productos orgánicos o ecológicos?

Los mejores alimentos son aquellos que cumplen con todos los requisitos de calidad, independientemente de su certificación orgánica. La leche de buena calidad proviene de productores registrados ante la autoridad competente, disponiendo de agua potable, forrajes de buena calidad, libre de pesticidas, que cuentan con utensilios, instalaciones adecuadas e higiene general de la planta. Además, la leche del mercado para consumo humano se encuentra pasteurizada (tratamiento de calor moderado 72 °C) para eliminar bacterias patógenas que pudieran estar presentes en la leche cruda.

quesos

Solo aquellas personas que presentan un problema de intolerancia o alergia a alguno de los componentes de la leche pueden restringir o eliminar este alimento de la dieta. Pero estas situaciones particulares deben ser diagnosticadas por un médico que aplicará todos aquellos métodos diagnósticos existentes para este tipo de patologías. Para vuestra información a continuación explicamos brevemente estas patologías.

Intolerancia a la lactosa

La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y otros productos lácteos. El cuerpo necesita una enzima llamada lactasa para digerir la lactosa. La intolerancia a la lactosa se presenta cuando el intestino delgado no produce suficiente cantidad de esta enzima.

Los síntomas abarcan:

Distensión abdominal

Cólicos abdominales

Diarrea

Gases (flatulencia)

Náuseas

Por lo general, los síntomas desaparecen cuando se elimina o se restringe de la dieta la leche y otras fuentes de lactosa. También existen tratamientos para poder seguir consumiendola. Porque todo depende del grado de intolerancia, ya que existen casos en los que el organismo admite alguna ración de leche o de lácteos fermentados (con o sin tratamiento). Pero hay que tener en cuenta que en el caso de eliminación total de la leche, si no se realizan cambios en la alimentación, los bebés mayores de 12 meses o los niños pueden tener problemas de crecimiento y desnutrición. También los jóvenes y adultos pueden presentar carencias nutricionales. Por todo ello se debe consultar a un dietista nutricionista para readaptar la dieta a estas circunstancias la dieta.

También es importante fijarse en las etiquetas de los alimentos para buscar fuentes ocultas de lactosa en productos no lácteos (algunas cervezas, algunos tipos de pan, fiambres, bollería, medicamentos (como excipiente), etc.) y evitarlos.

Algunas medidas que usted puede tomar para obtener más calcio en la dieta son:

Coma alimentos que tengan más calcio (como verduras de hoja, ostras, sardinas, salmón, camarones, alubias y brócoli).

Tomar suplementos de calcio con vitamina D. Hable con el médico respecto a cuáles escoger.

Alergia a las proteínas de leche de vaca

Se habla de Alergia a las proteínas de leche de vaca (APLV) cuando un individuo, tras la ingesta de proteínas lácteas manifiesta una respuesta anormal (con síntomas que se pueden englobar dentro de las reacciones adversas a alimentos) y en ese proceso hay un mecanismo inmunológico comprobado. La alergia a leche de vaca es la alergia alimentaria más frecuente en los lactantes y niños pequeños, afecta a un 2,5% de la población.

Por orden de frecuencia, lo más habitual son síntomas cutáneos, seguidos de digestivos o asociación de ambos y finalmente respiratorios y anafilaxia. En ocasiones, los síntomas son leves y poco valorados o no relacionados aparentemente con el alimento.

Son factores de riesgo para sufrir alergia a las proteínas de la leche de vaca los siguientes:

Rasgo atópico familiar

Administración precoz de PLV (proteína de leche de vaca) con posterior lactancia materna (biberón en maternidades). Ya que las leches maternizadas son elaboradas en general a partir de leche de vaca.

Administración intermitente de PLV durante la lactancia materna

La solución es una dieta estricta de eliminación de leche, derivados y productos que la contengan, mientras no se compruebe tolerancia. Excluyendo también leche de cabra y oveja, ya que por la similitud de sus proteínas, puede producir igualmente reacción alérgica. Si se mantiene la lactancia materna, la madre seguirá una dieta sin PLV (sin lácteos).

Las PLV se encuentran en lácteos y derivados, pero también están presentes en otros productos manufacturados como pan, fiambres, embutidos, pescados congelados, golosinas, conservas, cosméticos y medicamentos. También es destacable la presencia de PLV en cantidades traza en alimentos que originalmente no las contiene, como consecuencia de contaminación industrial. Numerosos aditivos empleados en la industria proceden de la leche. La lactosa, al ser un azúcar, no provoca una reacción del sistema inmunitario, pero hay proteínas que la acompañan y que no se pueden eliminar en los procesos de purificación y ellas pueden desencadenar reacciones en individuos muy sensibilizados.

Estos pacientes deben readaptar su dieta para no sufrir deficiencias nutricionales.

Recomendaciones nutricionales

La recomendación actual para adultos es de 2 raciones de lácteos diarios:

1 ración = 1 vaso de leche (250ml) = 2 yogures = 40″60 g queso curado = 80″125 g queso fresco

La diversidad de productos lácteos varía considerablemente de región a región y entre países de la misma región, según los hábitos alimentarios, las tecnologías disponibles de elaboración de la leche, la demanda de mercado y las circunstancias sociales y culturales.

Por todo lo expuesto, es preciso continuar recomendando que los niños y jóvenes consuman leche y derivados lácteos diariamente en cantidades adecuadas.

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