Los Lácteos Contribuyen a Cubrir Parte de las Altas Demandas de Calcio de Mujeres Posmenopáusicas

Las recomendaciones de ingesta de calcio durante la menopausia se sitúan en 1.200 mg/día y resulta necesario asegurar una buena ingesta de calcio en los diez años siguientes a la menopausia, según se indica en la Estrategia Naos, desarrollada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

Los lácteos y sus derivados se consideran fuente de calcio puesto que contienen como mínimo una cantidad significativa de calcio, un 15% de la cantidad recomendada (800 mg de Calcio) y, por ello, contribuyen a cubrir parte de estas altas demandas de calcio de las mujeres posmenopáusicas. Según datos extraídos del estudio INDICAD (2001), para asegurar una ingesta de calcio entre 1.200- 1.500 mg/ día, se deberían consumir más de 3 raciones de lácteos al día.

De acuerdo con la guía de la SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición) de «Recomendaciones para prevenir la obesidad y el sobrepeso y mantener un buen estado nutricional durante la menopausia» en la que se recomienda aumentar el consumo de calcio, reconoce como principales fuentes de calcio la leche, yogures y queso. No obstante, recomienda el consumo de productos lácteos desnatados o semidesnatados con el objeto de cubrir las necesidades de calcio sin excederse en el consumo de calorías diarias.

Menopausia

El cese definitivo de la menstruación en la vida de la mujer es la menopausia, lo cual viene a reflejar el agotamiento de la función de los ovarios. Efectivamente los ovarios dejan de ovular, la mujer pierde su capacidad reproductora, y disminuye la síntesis de hormonas femeninas (estrógenos).

Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, esta falta de estrógenos actúa sobre la mineralización del hueso y por ello, a estas edades, resulta importante una ingesta adecuada de calcio y vitamina D. Aumenta la pérdida de mineral óseo, lo cual puede no dar síntomas hasta que ocurre una fractura vertebral (aplastamiento vertebral), una fractura de cadera (a edades más tardías) o cualquier otra fractura sin un traumatismo suficiente que la justifique. La pérdida de densidad ósea a partir de la menopausia es progresiva, y supone un 1-2% anual. Algunas mujeres ya habían perdido parte de su reserva de hueso antes de la menopausia, por lo que la menopausia supone para ellas un mayor quebranto.