Resumen
Leche y ProbióticosAvances en la fisiopatología han ubicado el papel protector de las bacterias probióticas como elemento importante a tener en cuenta en la prevención y tratamiento terapéutico de desórdenes intestinales e infecciones urogenitales recurrentes. Con el objetivo de actualizar los conocimientos respecto al tema, se realizó una revisión bibliográfica en la que se expuso, en primer lugar, las características primarias de las bacterias prebióticas, así como también sus principales efectos sobre la anatomía y fisiología del segmento digestivo y urogenital en la nutrición, y finalmente sus efectos terapéuticos sobre nuestro organismo. Se concluyó que las bacterias probióticas constituyen una herramienta dietética disponible que disminuyen la susceptibilidad de sufrir infecciones, manteniendo la flora intestinal y urogenital sana y balanceada, con niveles inmunológicos aceptables, por lo cual deben ser incorporadas como elementos nutritivos obligatorios en nuestra dieta diaria.
Siempre el hombre ha consumido productos fermentados para transformar materias primas perecederas en alimentos con un gusto óptimo, estables, desde el punto de vista microbiológico, digestibles y con un elevado valor nutricional (vino, cerveza, y quesos).
Por productos fermentados entendemos aquellos que son el resultado final de una serie de transformaciones que requieren la intervención de levaduras, mohos y bacterias lácticas. Estas son bacterias Gram positivas que fermentan el azúcar produciendo, sobre todo, ácido láctico.1 Sin embargo, hay que recordar que las modernas tecnologías de producción han eliminado en gran parte el contenido beneficioso microbiano de los alimentos, reduciendo por lo tanto las defensas naturales que contenían los alimentos producidos de manera tradicional.
Desarrollo
En 1989 Fuller define de esta manera el término probiótico: «un complemento alimenticio a base de microorganismos vivos y vitales que produce efectos beneficiosos sobre el organismo animal, mejorando el equilibrio microbiano intestinal».1
En realidad, algunos investigadores hablan de probióticos ya en los años 60, contra- poniendo el término probiótico al concepto de antibiótico. Prácticamente, si el antibiótico cura una infección matando las bacterias responsables, el probiótico previene el problema, enriqueciendo la microflora intestinal con bacterias positivas, o sea, a favor de la vida.1
Como ya se ha dicho, la flora intestinal constituye un complejo ecosistema en el que muchas especies de bacterias viven en una relación simbiótica; pero para mantener el organismo joven y sano, es fundamental preservar este equilibrio bacteriano. Es sobre todo en el intestino, en efecto, que se produce la asimilación de los nutrientes y la eliminación de los residuos metabólicos, energéticos y neurohormonales.2
Para una higiene intestinal eficaz es necesario, por lo tanto, cuidar atentamente la alimentación. Es aconsejable consumir alimentos llamados probióticos (por ejemplo, el yogurt), que contengan microorganismos buenos en condiciones de perfecta vitalidad y capaces de integrarse a la flora autóctona del organismo proporcionando efectos beneficiosos.3-5
Sin embargo, si estamos en presencia de un desorden intestinal, es necesario seguir una terapia más enérgica, y tomar productos que contengan más microorganismos de los que contienen los productos fermentados. El contenido microbiano del tratamiento tiene que ser adecuado a la gran cantidad de microorganismos y a la gran variedad de especies presentes en el intestino.6
Características de las bacterias probióticas
Las especies y las bacterias que se pueden utilizar en medicina clínica como probióticos se seleccionan sobre la base de una serie de requisitos que estas deben poseer. Encontrar microorganismos verdaderamente activos, vitales y eficaces lleva muchos años de investigación; y precisamente con el fin de encontrar bacterias cada vez más seguras y eficaces, en los últimos años se han llevado a cabo una serie de proyectos de investigación, algunos financiados por la Comunidad Europea y otros por sociedades privadas, que apuntan a definir las características que deben tener las bacterias probióticas. Particularmente hay que considerar:1
Seguridad biológica: no deben causar infecciones de órganos o de sistemas.
Capacidad de ser toleradas por el sistema inmunitario del organismo huésped, y, por lo tanto, deben ser preferiblemente de proveniencia intestinal.
Capacidad de resistir la acción de los ácidos gástricos y de las sales biliares, para que puedan llegar vivas en grandes cantidades al intestino.
Capacidad de adherirse a la superficie de la mucosa intestinal y de colonizar el segmento gastrointestinal.
Sinergia con la microflora endógena normal.
Efecto barrera: este término define la capacidad de producir sustancias que tengan una acción trófica sobre el epitelio de la mucosa intestina.
Capacidad de potenciar las defensas inmunitarias del huésped
Principales efectos saludables de los probióticos
Digestión de las proteínas: proteólisis
Entre los efectos nutricionales de los prebióticos está el de mejorar la digestibilidad de los alimentos. Gracias al aporte enzimático, la flora probiótica contribuye a mejorar la digestión de los alimentos, y favorece, sobre todo, la digestión de las proteínas. Se sabe que las moléculas de las proteínas son difíciles de digerir, pero con el aporte de las bacterias probióticas, las proteínas ingeridas se transforman, gracias a las enzimas proteásicas de los probióticos, en moléculas más pequeñas (polipéptidos, y luego aminoácidos), y por eso más digestibles. Esta propiedad puede ser apreciada especialmente en pediatría, en geriatría, durante las convalecencias, y en todos los casos en que haya mala absorción.1, 7-11
Digestión de las grasas: lipólisis
También las grasas sufren una transformación por obra de la flora probiótica: la enzima lipasa de los probióticos las transforman en ácidos grasos y glicerol. Además de tener una función particularmente útil en las preparaciones dietéticas para lactantes, ancianos y convalecientes, está indicada especialmente en el tratamiento de las enfermedades del metabolismo (desconjugación de las sales biliares y transformación del colesterol en los lípidos séricos de las hipercolesterolemias e hiperlipemias en general). La administración de células bacterianas lácticas a ratones y conejos tiene el efecto de disminuir los valores de colesterol plasmático, evidenciando la influencia sobre la absorción intestinal del colesterol endógeno o que deriva de la dieta.8, 12
Digestión de la lactosa y asimilación de los aminoácidos
La mayoría de las bacterias que constituyen la flora subdominante (población inferior a 107 x g), especialmente los lacto bacilos, produce una relevante cantidad de Betagalactosidasas. El hecho resulta significativo en los sujetos que presentan intolerancia hacia la lactosa, porque la Betagalactosidasa producida por las bacterias lácticas parece estimular la producción de la lactasa residual a nivel del enterocito; y en consecuencia, se obtiene una mayor tolerancia a la lactosa, ya que la enzima determina la hidrólisis de glucosa y de galactosa, de fácil absorción por parte de la mucosa intestinal.13
Se activan, además, otras reacciones enzimáticas capaces de intervenir sobre los residuos inutilizados por el contenido intestinal: Alfa-D-glucosidadas, Alfa-maltosidadas, Alfa-D-xilosidadas. La digestibilidad de los alimentos se podría aumentar también gracias a la predigestión de factores no nutricionales, como el ácido fítico y los glucosinatos, en substratos asimilables por parte del huésped. Los probióticos permitirían mejorar, además, la asimilación de los aminoácidos esenciales para el huésped, sintetizándolos o inhibiendo la acción de las desaminasas y de las descarboxilasas bacterianas producidas por la microflora del tracto digestivo.13, 14
Síntesis de las vitaminas del grupo B
Algunos cultivos de bacterias probióticas requieren, para su actividad metabólica, justamente de las vitaminas del grupo B (por eso se justifica la asociación de vitaminas del grupo B en formulaciones asociadas), mientras que otras logran sintetizar directamente vitaminas (K, B12, B9, H, B2, B5), cuya actividad es particularmente útil justamente para la función fisiológica del aparato gastrointestinal.