Hasta el año pasado no había probado el kéfir, tampoco lo conocía. La primera vez que lo probé fue en un licuado que tomé en Sabe La Tierra, pero como tenía otros ingredientes, no distinguí su sabor. Pasaron varios meses hasta que mi hermana me regaló un frasco que contenía nódulos de kéfir, me encomendó que los cuidara y su forma de tratarlos me hizo recordar a los tamagotchis, esas mascotitas virtuales que si no las atendías y les dabas de comer, se morían.
Para mí el kéfir es lo más parecido a un tamagotchi.. Foto: Corbis
El kéfir es un probiótico. Significa que entre sus funciones está la de regenerar la flora intestinal y estimular las defensas naturales del organismo. Es desintoxicante y antiséptico. Se consume como bebida fermentada, gasificada naturalmente y tiene un mínimo porcentaje de alcohol (cerca de 1%). Otros ejemplos de probióticos, según el libro de Diego San, «Guía de nutrición y cocina consciente», son el rejuvelac, el chucrut, los fermentados de quesos y leches vegetales, los derivados de la soja como el tempeh y el mismo, y el yogurt natural y sin azúcar.
Dicen que su sabor es similar al champagne, para mí no tanto, pero combinado con diferentes jugos, como el de uva, puede quedar genial ¿Y por qué el kéfir que se puso de moda de este lado del planeta? Aunque hace varios años que se consume, ahora es mucho más común encontrarlo en diferentes lugares. Al igual que la fiebre que desató Onur, y la novela Las mil y una noches, a varios nos resulta fascinante incorporar comidas, tradiciones y saberes de aquellos lares. La palabra kéfir, en turco, significa «bendición». Para sus fans, de verdad lo es. Hasta tiene un grupo en Facebook en el que se comparten ideas, secretos y nódulos.
La historia cuenta que su origen, varios siglos atrás, se debe a que los pastores que habitaban en el Cáucaso almacenaban la leche que ordeñaban en recipientes de cuero. De la fermentación se generaba un yogurt agrio gaseoso que ellos tomaban y que tenía propiedades que, aseguraban, les alargaba la vida.
Aunque estamos acostumbrados a la idea del yogurt industrial, pero se puede hacer un yogurt casero usando kéfir, con variedades de leche de semillas, o como el que propongo hoy: kéfir de agua, que es muy fácil.
Los nódulos de kéfir se consiguen en almacenes naturales o también se regalan con mucho amor, como lo hizo mi hermana. Puede pasar, si uno venía comiendo mal, que la desintoxicación produzca algo de acidez, es normal. También tiene un pequeño efecto laxante. Lo más recomendable es que se tomen un vaso en ayunas y se vean los efectos en el organismo.
Para hacer kéfir de agua:
1) Colocar 3 cucharadas soperas de nódulos en una botella o frasco de vidrio limpio y seco.
2) Agregar azúcar mascabo (cerca de cinco cucharadas).
3) Cubrirlos con un litro de agua que no sea clorada ni contenga flúor, que sea lo más pura posible.
4) Se puede agregar un puñado de frutas secas para saborizar y para ayudar al proceso. (pasas de uva, higos o dátiles).
5) Se le suele agregar medio limón bien limpio.
6) Dejar un espacio de 1/3 en el recipiente para que se produzca la fermentación.
7) Cubrir con un paño entramado que deje espacio para la entrada de aire.
8) Dejar 24 a 36 hs. a temperatura ambiente (entre 23 º y 26 º). Es preferible que esté en la oscuridad, o al menos que no le dé el sol directo.
9) Colar y consumir el agua resultante.
10) Repetir el proceso con los nódulos limpios.
¡Muy importante! El kéfir no debe entrar en contacto con recipientes, cucharas o coladores metálicos, de aluminio o cobre, para no contaminarlos. Usar plástico o madera.
Si no se va a preparar por un tiempo, se puede guardar en la heladera. Hasta una semana en agua pura y con azúcar se mantiene bien, aunque después se vuelva muy ácido para tomarlo. Para volver a hacerlo, es preferible tirar el agua y volver a preparar. Para guardarlo por más de una semana conviene colocar los nódulos, previamente secados en un plato y cubiertos con una servilleta de papel, en una bolsa de plástico cerrada y dejarlos en el freezer.
Así descansan ahora mis nódulos de kéfir, congelados hasta nuevo aviso. Por distintas razones dejé de tomarlos y quedaron ahí, en un rincón de la heladera. Espero que cuando los descongele, sigan vivos y no me reclamen el abandono con sus ojitos acusadores.
¿Ustedes probaron algún probiótico? ¿Les dio buenos resultados? Espero testimonios.
Variedades de kéfir para todos los gustos. Foto: Corbis
Antes de terminar quiero contarles que el sábado 9, a las 11 hs, les aviso con anticipación, se hace un nuevo taller de La Cocina del Círculo, en la zona de Flores. Esta vez Jésica Estrada enseñará recetas de hamburguesas vegetarianas y veganas, además de la parte teórica en la que va a hablar sobre el uso y cocción de cereales y legumbres. Lo mejor será la degustación de todo eso. Cualquier consulta la pueden hacer a lacocinadelcirculo@gmail.com o al Facebook Como anticipo, en el blog hay unas hamburguesas de calabaza y quinua que se ven deliciosas.
Le mando un beso grande a Agustina que me escribió un mail desde Comodoro Rivadavia, Chubut, compartió material interesante sobre Medioambiente y dijo que está feliz porque los fines de semana se hace el «Mercado Comunitario Frutos de Nuestra Tierra» así que puede conseguir productos locales a buen precio. No sabía que había una movida allá, me alegra que se expanda esta buena costumbre. Gracias a todos los que escriben y comparten sus experiencias con tanta buena onda.