Además del calcio, los lácteos poseen fósforo, potasio, sodio, magnesio, zinc, cobre, yodo y selenio. Sin embargo, son pobres en hierro.
Tienen proteínas, hidratos de carbono, grasas y especialmente calcio. Este último elemento es el mineral que prima en los lácteos. Representa el 2 % del peso corporal. La mayor cantidad está en los huesos y un porcentaje mínimo en el plasma.
El pediatra William Sigcha indica que el calcio incluso participa en la coagulación de la sangre, en la contracción muscular y en la transmisión nerviosa a nivel neuromuscular.
«Una deficiencia de esta sustancia puede causar (en niños) una falta de maduración neuromuscular y deficiencia motriz», señala.
¿Qué cantidad es necesaria consumir a la semana? ¿Qué pasa si se consume menos? Son interrogantes que responden los especialistas. La nutricionista María Victoria Gortaire dice que si una persona corta o disminuye el consumo de lácteos se generan secuelas a largo plazo. En el caso de las mujeres, existe el riesgo de desarrollar osteopenia y osteoporosis.
La especialista señala que, en el caso de los niños, pueden frenar el crecimiento y volver frágiles los huesos. «Si hay días en que no consume estos alimentos o reduce a tres veces por semana la alternativa es optar por otros productos que sean fuente de calcio como el chocho, carne y huevo. Esto equilibra el aporte de nutrientes».
Los adultos también requieren de este elemento. Pese a que su crecimiento y desarrollo han finalizado, los huesos y los dientes tienden a volverse frágiles con la edad.
En las mujeres en etapa de menopausia el sistema óseo comienza a descalcificarse. Si no existe un consumo adecuado de leche y sus derivados, el riesgo de sufrir osteoporosis es mucho mayor, indica Wilma Verdesoto, nutricionista de la Clínica Internacional.
Según los expertos, durante el embarazo, el calcio es necesario porque facilita la formación del bebé y la mujer debe aumentar el consumo de este mineral. La ingesta de leche, queso y yogur es una buena opción. La cantidad diaria de calcio que requiere el cuerpo es en el caso del hombre de 1000 mg y 1 200 mg en la mujer. Esto se consigue con dos o tres tazas de leche. Cuando se trata de quesos, por ejemplo, es necesario consumir una porción.
Los excesos pueden derivar en problemas, pues pueden acarrear la formación de cálculos renales, calcificación de partes blancas y hasta el aumento de peso.
¿Cómo distribuir el consumo de este nutriente? En desayunos, almuerzos, cenas o colaciones de media mañana o tarde. La nutricionista Verdesoto también dice que una sopa con leche puede reemplazar una taza del alimento.
De allí que Gortaire señala que lo mínimo que deben consumir los menores de edad son dos tazas de yogur o leche al día. Y cuando se trata de adultos, al menos una.
Los lácteos contienen, además, vitaminas que ayudan a mantener en buen estado la piel, evitan el raquitismo y que las células envejezcan prematuramente.
También hay otros elementos que son esenciales para el crecimiento y ayudan al cuerpo a descomponer los alimentos.
Además del calcio, los lácteos poseen fósforo, potasio, sodio, magnesio, zinc, cobre, yodo y selenio. Sin embargo, son pobres en hierro. El mejor lácteo que se le puede ofrecer a un niño es el yogur, asegura el pediatra Sigcha, pues en este producto la lactosa (tipo de azúcar presente en los lácteos) se ve disminuida gracias a la fermentación que sufre por las bacterias.
Pero ello, no causa problemas a nivel digestivo ni desarrolla intolerancia a estos alimentos. Se puede administrar a partir del primer año de vida. A pesar de que actualmente circula información acerca de que no se debe consumir lácteos, en especial leche, esta no tiene un sustento científico, aclara Verdesoto.
¿Con qué productos se pueden reemplazar los lácteos? Con la leche de soya. Esta respuesta la dan los especialistas. Sin embargo, esta no contiene la cantidad necesaria de calcio que requiere el organismo. Además, la proteína vegetal no es igual a la que posee la leche. No obstante, puede ser una buena opción para las mujeres durante la menopausia, pues contiene fitoestrógenos (hormonas naturales) que el organismo asimila con facilidad. Los médicos aseguran que la leche de soya también es recomendada para las personas que tienen intolerancia a la lactosa. Se puede combinar con chocolate.