Hace tiempo recibí uno de esos «emails-cadenas» que la gente reenvía una y otra vez sin tomarse la molestia de verificar si la información que recibe es veraz o no. Éste en particular hablaba del reciclaje de la leche UHT y su relación con unos números misteriosos que aparecen en la parte inferior del empaque Tetra pack. Inmediatamente lo borré por absurdo, pero luego empecé a fijarme en la gente en el supermercado, y de como, al menos seis de cada diez personas, pasaba un largo rato revisando los envases por debajo. Comentando esto en una reunión, no faltó quien aseverara que era así, aún cuando yo explicara que era imposible reciclar un producto que, al menos en Venezuela, la demanda supera la oferta.
«Pero vale, cómo van a reciclar un producto que vuela de las estanterías casi apenas lo colocan?…». Era mi argumento inicial a la discusión, que luego pasaba, por supuesto, al convencimiento de mi interlocutor a comprar sólo leche nacional.
Después de la discusión, decidí buscar la explicación real de los dichosos numeritos y acabar con el mito de los seriales de reciclaje de la leche.
Los envases de Tetra Pak se producen en grandes bobinas, las cuales se dividen después en 5 rollos de envases. Cada uno de estos rollos tiene una numeración con el que se puede identificar en qué pista de la bobina fue producido un determinado envase, ya que se imprimen durante la fabricación del mismo. Un número, del 1 al 5, en la base del envase indicaría a cuál de los cinco rollos de envases de litro pertenece el envase en cuestión. Esto constituye uno de los principales puntos de control de calidad de los envases Tetra-Pak.
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Esos códigos, números, seriales ubicados en la parte inferior del empaque los imprime la fábrica del envase y nada tienen que ver con el producto que contienen.
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Las compañías lácteas no fabrican los envases, los compran ya numerados y no existe relación alguna entre los números en la base del envase y la leche.
La leche destinada a consumo humano es sometida a procesos térmicos, pasteurización, esterilización o UHT (Ultra High Temperature), esta última llamada también ultrapasteurización. Una leche envasada y, por consiguiente, ya procesada con alguno de esos tratamientos térmicos, no puede sufrir en ningún caso otro tratamiento posterior, ni ser nuevamente reenvasada para comercializarse como leche de consumo. Si esto sucediera perdería sus características organolépticas por lo que las leyes sanitarias no permiten esta práctica. Además de todo lo explicado, sería muy tonto pensar que las fábricas de leche van a poner a todo color en sus envases la prueba de algo que va contra los reglamentos sanitarios, ¿no creen?
Si quieren estar seguros de la calidad de la leche UHT que compran, revisen la fecha de vencimiento (en la parte superior del empaque), la cual se mantiene mientras el empaque esté cerrado, recuerden siempre refrigerar después de abierto el envase y consumirla lo antes posible.
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Y, como siempre, luego de convencerlos de que no se recicla la leche pasteurizada ni la UHT, paso a recomendarles que compren y consuman solo leche nacional, de excelente calidad, porque de nada sirve quejarse de la poca producción del país si luego no se apoya a la industria nacional.