Alrededor del 80% de la población de entre 12 y 18 años padece acné, una afección inflamatoria que afecta a la cara, el pecho o la espalda y que se convierte en motivo de estigma para numerosos adolescentes, cuya autoestima suele verse minada por el menosprecio de sus compañeros ante la irrupción de las molestas espinillas, lo cual puede derivar en graves problemas en sus relaciones sociales, generando ansiedad y, en algunos casos, hasta depresión. Producto de los cambios hormonales que se desencadenan en la adolescencia y que favorecen el agrandamiento de las glándulas sebáceas que, junto a la acumulación de células en los poros de la piel, provocan la proliferación del «propionibacterium acnes» , es la principal causa de consulta al dermatólogo, el cual, según ha vuelto a poner de manifiesto un reciente estudio, debe tener muy en cuenta la dieta que siguen los pacientes a la hora de afrontar el problema.
La investigación, cuyos resultados acaba de publicar el «Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics» , incide en la existencia de una relación de la que viene hablándose desde hace siglos: la conexión entre el consumo de alimentos con una elevada carga glucémica y productos lácteos, como el chocolate, y el agravamiento de esas molestas manchas que adornan el rostro de numerosos jóvenes.
Los autores de dicho estudio «“Jennifer Burris, del Departamento de Nutrición, Estudios Alimentarios y Salud Pública de la Escuela Steinhardt de Cultura, Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Nueva York; William Rietkerk, del Departamento de Dermatología del Colegio Médico de Nueva York; y Woolf Kathleen, del Departamento de Nutrición, Estudios Alimentarios y Salud Pública de la Universidad de Nueva York- revisaron la literatura científica referente a este asunto, determinando que si bien no puede concluirse que la dieta cause el acné «“su aparición se produce por la existencia de una predisposición genética en el paciente- sí puede influir en la virulencia con que «ataquen» los molestos granos.
De esta forma, los responsables de la investigación alertan de que el consumo de alimentos con un índice glucémico alto y de productos lácteos de modo habitual se convierte en uno de los principales enemigos de quienes sean propensos a tener acné, y apuestan por que dermatólogos y nutricionistas trabajen en estrecha colaboración para determinar de modo más concreto el modo en que la dieta puede influir sobre el acné. Por si acaso, mejor tener cuidado con el chocolate, el azúcar y la grasa.