Nuestra segunda parte del top ten de quesos que debes conocer sí o sí nos traslada al Mediterráneo, a tierras españolas e italianas, y a esta tierra, Venezuela, donde a producción de quesos artesanales ha dado productos excelentes y de alta calidad.
1. Queso manchego: Proviene de la tierra de Don Quijote, aunque actualmente se elabora en toda España. Su elaboración data de muy antiguo. Está elaborado con leche de oveja, su pasta es semi dura o dura y su color varía desde el blanco marfil hasta el amarillo y tiene algunos agujeros pequeñitos. Puede ser fresco, semi curado, curado o viejo y, en función de esto puede ser más o menos fuerte de sabor. Es picante, ácido y salado y combina bien con Cavernet Suavignon.
2. Idiazábal: Es un queso de oveja de origen vasco-navarro (España). Su coor va desde el marfil al amarillo intenso y, en ocasiones son ahumados. Su sabor es intenso, pero de una delicadeza mayor que el manchego, y con un toque a hierbas y montaña. Su corteza es dura y lisa. Si quiere hacer un maridaje perfecto, cómalo con Chacolí o un Rioja.
3. Provolone: De Italia, concretamente de la región del sur. Está elaborado con leche de vaca con 40% de materia grasa. Su pasta es dura, de maduración y secado. Se puede tomar como queso de mesa o cuando está muy seco, rallado. Su corteza es artificial. Se suele poner como acompañante en la pasta y como ingrediente principal del carpaccio. Para comer con bebidas como aperitivo, se aconseja un vino blanco si prueba la variedad dolce o un tinto para las picante.
4. Gorgonzola: Proviene del valle del Pô, cerca de Milán. Está elaborado con leche de vaca o de oveja, o ambas mezcladas. Tiene la pasta semi blanda y veteada y pastosa. Es un queso azul maduro y prensado y su cortaza es rojizo-grisácea y pica un poco cuando madura. Es el queso azul más cremoso. Se come untado en pan blanco italiano acompañado de aceitunas negras y unas hojas de endivia, algo que le da un gran contraste. También como postre, con peras.
5. Tronco de ceniza: Terminamos nuestro top ten con un queso enteramente venezolano. Está hecho de leche de cabra. Es un cilindro de queso inoculado y recubierto con carbón pulverizado de árboles frutales, lo que le da el aspecto de ceniza. Es joven, de suave sabor y untable a temperatura ambiente. Cuanto más maduro está, su sabor recuerda más al Roquefort.