Las conclusiones de varios estudios destacan la importancia de los lácteos en diferentes aspectos relacionados con el deporte:
En la rehidratación, dado que la ingestión de leche aporta agua y sales minerales, fundamentales para la recuperación. Además, dan lugar a un vaciado gástrico más lento que otras bebidas, lo que facilita un aporte mantenido de líquidos y sales minerales durante un periodo de tiempo más prolongado. Estas y otras propiedades hacen que beber leche proporcione unos niveles adecuados de hidratación durante la actividad deportiva y después de ella.
En el aumento de la resistencia física: afirmación que se fundamenta en que la presencia de grasas en los lácteos incrementa la concentración de ácidos grasos circulantes en la sangre, aumentando la resistencia en la realización de ejercicios intensos. Además, el aporte de sacarosa presente en los lácteos aumenta la reposición hepática de glucógeno «“la reserva de energía del cuerpo- en mayor medida que otros tipos de azúcares presentes en otras bebidas. La presencia de proteínas influye positivamente en la síntesis de glucógeno incrementando la reserva energética.
En el incremento de masa muscular y la pérdida de grasa: la síntesis proteica, es decir, la formación de proteínas corporales a partir de las proteínas ingeridas en la dieta se favorece por la ingestión de proteínas con alto valor biológico, con una absorción lenta. Asimismo, algunos estudios han demostrado que aquellos individuos que consumieron leche durante la práctica deportiva experimentaron un incremento en la pérdida de grasa con respecto a los que consumieron otras bebidas.
En la atenuación de los daños musculares: porque la ingestión de leche reduce la degradación proteica incrementa la síntesis proteica, lo que limita los efectos del daño muscular inducido por el ejercicio.
En la recuperación muscular después del ejercicio: el consumo de nutrientes después del ejercicio debe ir encaminado a incrementar la síntesis proteica y a la reposición del glucógeno.
La leche y los productos lácteos contienen proteínas que aportan aminoácidos esenciales, contribuyendo a que el músculo presente un balance neto positivo en la síntesis proteica, es decir, ayuda a la formación de nuevas proteínas contrarrestando la degradación de proteínas que se produce de forma natural en el organismo.
Por otra parte, los carbohidratos que proporcionan los lácteos mantienen un nivel de insulina en la sangre mayor que otro tipo de azúcares, lo que conlleva una mayor captación de azúcares desde el torrente sanguíneo y, por lo tanto, una mayor recuperación del glucógeno.