rjcastillolopez   marzo 20, 2016   No hay comentarios en

La leche y los productos que derivan de este saludable líquido que se obtiene de animales como la vaca y la cabra y sirve de nutriente a la humanidad conforman el grupo de los lácteos, un conjunto donde es posible hallar alternativas alimenticias como el queso, la manteca, la crema de leche y el helado.

Si bien se trata de una clasificación muy genérica que permite resaltar con sólo una palabra el origen de un alimento, no hay una única clase de lácteos.

Al respecto, hay que decir que se comercializan lácteos sin fermentación (propuestas que se obtienen por el procesamiento de la leche y que se valoran como productos esenciales) pero también se ofrecen a escala mundial lácteos fermentados, unos productos que permiten comprobar que la leche posee una propiedad específica para transformar el azúcar en ácido.

En este último conjunto donde son posibles tres clases de fermentaciones (una de tipo láctico, otra butírica y la restante, centrada en los albuminoides) aparecen el yogur y el queso, entre otras opciones.

Como se puede advertir, son varios los productos de la cocina actual que están considerados como lácteos. De investigar un poco sobre las costumbres culinarias de distintos pueblos, también se comprobará que existen en el planeta una amplia variedad de platos cuyos ingredientes son lácteos.

El yogur griego, por citar un caso, es la base de una salsa consumida en Grecia y Turquía que se conoce bajo el nombre de tzatziki, mientras que otra clase de yogur es el ingrediente indispensable del skyr, un lácteo que, según se cuenta, estaba presente en la alimentación de las comunidades vikingas y que hoy en día es tradicional en Islandia.