La normativa sobre etiquetado aún no es demasiado clara para una buena parte de los consumidores. Una confusión que es todavía mayor en el caso de la leche
Fecha de caducidad y fecha de consumo preferente, el gran dilema. La normativa sobre el etiquetado aún no es lo suficientemente clara para una buena parte de los consumidores, que rehúsan ciertos alimentos que superan la fecha de consumo preferente, cuando en realidad no conllevan problemas para la salud dentro de un margen determinado de tiempo. Una confusión que es todavía mayor en el caso de la leche, debido a las diferencias entre la pasteurizada y la esterilizada o UHT.
Las leches pasteurizadas, que en los últimos años han vuelto a recuperar presencia en los mercados bajo el etiquetado de ‘leche fresca’, son aquellas que han sido tratadas a temperaturas inferiores a los 100 ºC para asegurar la destrucción de los microorganismos patógenos. Un proceso que no elimina la totalidad de los microorganismos, por lo que los cartones de leche pasteurizada se encuentran siempre en las cámaras frigoríficas y en su etiquetado siempre estará indicada la fecha de caducidad, no la de consumo preferente. Es decir, a partir de la fecha indicada, que suele ser un período de tiempo nunca superior a los cuatro días desde su envasado, no son adecuados para el consumo desde el punto de vista sanitario.
La leche pasteurizada tiene menos propiedades nutricionales que la esterilizada o fresca
En las leches esterilizadas o UHT, que copan el mayor porcentaje de ventas, sí se asegura la destrucción de la totalidad de microorganismos patógenos, debido a que se somete antes a temperaturas superiores a los 100 ºC, por lo que su periodo de conservación es mucho mayor. En los envases estará indicada la fecha de consumo preferente, en lugar de la fecha de caducidad, por lo que pasada esta fecha, la calidad del producto puede disminuir, pero en ningún caso conlleva problemas para la salud. En todo caso hay que tener en cuenta que las leches semidesnatadas o desnatadas dejan de ser aptas para el consumo un poco antes que las demás.
Conservación y tiempo de consumo una vez abierta
La fecha de consumo preferente o duración mínima de un alimento indica el día hasta el cual el producto mantiene sus propiedades específicas, siempre que se guarde en condiciones de conservación adecuadas. En el caso de la leche UHT basta con almacenarla a temperatura ambiente en un lugar fresco y seco. Una vez abierto el envase debe conservarse en el frigorífico.
Este tipo de leche tiene una vida útil de unos tres meses, si bien puede consumirse varios días después, sobre todo si no ha sido abierta. Su hándicap respecto a la leche fresca es que al ser tratada a tan altas temperaturas sufre ciertas transformaciones que provocan una disminución de sus propiedades nutricionales, se degradan algunos compuestos y se forman otros que pueden cambiar el olor, el sabor y el color de la leche.
Para maximizar el tiempo de duración de la leche una vez abierta, ya sea pasteurizada o esterilizada, y reducir la pérdida de propiedades nutricionales es conveniente seguir una serie de consejos comunes a otros alimentos: tenerla fuera del frigorífico el menos tiempo posible, no exponerla a la luz para que no pierda sus vitaminas, cerrar el envase para evitar la absorción de sabores de otros alimentos almacenados en el frigorífico y dejarla siempre en una balda, en lugar de en la puerta, pues es el lugar donde más fluctúa la temperatura.
Además de la pérdida de propiedades nutricionales que presenta la leche pasteurizada respecto a la esterilizada o «fresca» (las vitaminas del complejo B y la vitamina C se pierden al tratarla a más de 100 ºC), existen otras diferencias entre ambas, como que esta última debe conservarse en frío en todo momento y consumirse antes de los cuatro días posteriores a su envasado. Si bien es cierto que gracias a que las cadenas de reparto de frío son hoy en día más seguras se podrían conservar hasta cinco días.