La leche es un alimento tan arraigado en nuestros hábitos alimenticios, que afirmar que está relacionado con importantes problemas de salud es una idea destinada al rechazo instantáneo. Posiblemente, ningún alimento perjudique tanto y a tantas personas: ya se sabe que la leche está directamente relacionada con la osteoporosis (¡sí, osteoporosis!), con gran parte de los problemas alérgicos y con trastornos digestivos e indirectamente con trastornos más globales.
Puesto que todo esto es muy difícil de creer, en este estudio se recogen datos suficientes que justifican tales afirmaciones. Al ser un tema muy amplio el escrito es largo aunque comprensible para cualquiera, a pesar de no tener conocimientos dietéticos, médicos, etc.
La leche es el alimento de los lactantes, y cada especie de mamíferos tiene la suya, adecuada a sus necesidades. La especie humana es la única que ha tomado por costumbre seguir lactando después de lactantes y además, de otras especies mamíferas (¡si al menos siguiéramos tomando leche humana!).
«Â¡Pero si toda la vida hemos tomado leche!» «Â¡Si la recomiendan todos los médicos!» «Â¡Pues tan mala no será cuando los niños crecen tan grandes y tan fuertes!»»¦ Sí, todo esto es cierto, pero no del todo»¦
Vacas en los Pirineos
Vacas en los Pirineos
No se trata de alarmismo, o de querer estigmatizar la leche y buscar donde no hay. Se trata simplemente de hacernos conscientes de las consecuencias que tiene para nuestra salud el empeño en mantener conductas antinaturales y desnaturalizadas (antinatural por lactar toda la vida, desnaturalizada porque tanto a las vacas como a la leche se les somete a tratamientos que alteran de forma importante el producto que llega hasta nosotros).
¿Siempre hemos tomado leche?
Posiblemente nosotros hayamos tomado leche toda nuestra vida, pero no siempre se ha tomado leche.
Es un hábito que se generaliza en el siglo XVIII. Hasta entonces había muy pocas vacas, que se tenían para carne, y la leche era para el ternero, o para hacer algo de queso o mantequilla. Cuando un niño no podía mamar de la madre siempre se buscaba una nodriza, a nadie se le ocurría darle la leche de un animal. Sin embargo, a finales del siglo XVIII los médicos empezaron a recomendar la leche de vaca cuando faltaba la leche para amamantar, y las madres fueron venciendo la resistencia al ver que los niños también con ella crecían. Así que gradualmente se fue aceptando la leche de vaca como un alimento. Además, en 1856 Pasteur descubrió que mediante el calor se destruyen los microorganismos, lo cual permitió hacerla más segura y conservarla. También se fue introduciendo la ganadería intensiva y los piensos y forrajes, y se ha ido desarrollando una importante industria alrededor de la leche y sus derivados. La leche es un alimento preponderante desde hace 50-60 años, y los yogures se introducen en España en los años 60.
Sólo tomamos leche en los países occidentales y en los que se occidentalizan. La osteoporosis sólo existe en los países que toman leche y en los que no toman empieza a aparecer cuando introducen el hábito.
Algunos pueblos que tradicionalmente han tenido incluida la leche en su alimentación, como los masais y los mongoles, son pueblos que no cultivan y viven de los animales. El hecho de que ellos no tengan problemas de salud equiparables a los nuestros y que aquí se atribuyen a la leche es lógico, ya que sus hábitos alimenticios y los nuestros no tienen absolutamente nada que ver, ellos sí que la han tomado toda la vida, y evidentemente la leche que consumen además de ser menos cantidad está en estado natural.
¿La recomiendan todos los médicos?
Vaso y jarra de leche de vaca
«“ No, no todos. Desde siempre algunos médicos naturalistas la han desaconsejado, conociendo sobretodo la relación del consumo de leche con el exceso de mucosidad y con alergias.
«“ En cuanto a los médicos convencionales, la recomiendan casi todos. Ellos se basan en lo que han aprendido en las facultades. Allí no se cuestiona que un alimento tan completo pueda ocasionar perjuicio alguno (al margen de la intolerancia a la lactosa y poco más). Es muy difícil pasar el listón de lo admitido y lo que nadie cuestiona y empezar a cuestionarlo. Lo que se sabe y lo que no, no depende de la buena voluntad de los médicos, sino de lo que convenga a los que tienen el poder económico, en este caso las empresas farmacéuticas y la industria láctea.
La información que llega a los médicos, a los medios de información y a todos nosotros depende de lo que convenga que sepamos según los intereses económicos, y esto no tiene ningún tono catastrofista ni victimista, simplemente es así.
-No obstante se puede acceder a la información, siempre y cuando se busque en canales adecuados, los cuales, aún siendo de carácter científico, son minoritarios y de divulgación limitada, pero al fin y al cabo accesibles.
¡Pues tan mala no serỦ!
«“ Hombre, matar no mata. Nuestra alimentación ha cambiado mucho en los últimos 50 años, y en nuestra sociedad se caracteriza principalmente por el acceso de todos (casi todos) a todos los alimentos y en abundancia.
«“ Ahora no pasamos hambre ni tenemos «faltas». Para ello nos hemos alejado de los alimentos en su estado natural, y cada vez se sofistican más en su procesamiento. No es la leche el único alimento manipulado, ya nada llega a nosotros en estado natural.
«“ Vivimos más años, y podemos conformarnos con ese razonamiento ¡y que somos más altos! Pero ahora nuestro metabolismo está alterado, así como nuestro sistema inmunitario. De ahí se derivan las llamadas «enfermedades de la civilización», como diabetes, cáncer, obesidad, hipertensión, colesterol, arterioesclerosis, alergias»¦ enfermedades relacionadas con nuestros hábitos alimenticios, que aunque tengan una base genética son potenciados por éstos. La leche, por todas las características que se irán analizando, es uno de los alimentos más desequilibrantes del complejo equilibrio de nuestro organismo.
«“ Somos lo que comemos, la química de nuestro interior depende directamente de lo que introducimos. Y lo que introducimos no es lo más adecuado a las capacidades de nuestro cuerpo. Queremos creer que nuestro cuerpo puede con todo, y que todo vale, pero realmente todo no vale. Como sugerencia: hagámonos responsables de lo que hacemos con nuestro cuerpo y nuestra salud. Somos los únicos responsables y podemos elegir.