Este producto, que llegó al país hace un año y medio, ha ganado popularidad entre los consumidores que buscan llevar un estilo de vida saludable. Hay que fijarse en el contenido de azúcar, dicen expertos.
Junto al yogurt con fruta, con cereal y el típico blanco, hoy en día se puede encontrar otra variedad: el yogurt griego.
Esta presentación se ha abierto paso en los carritos de compra de los consumidores poco a poco desde que llegó al mercado colombiano a finales del 2012, pues promete más beneficios para la salud.
De acuerdo con un artículo de la revista Dinero, las ventas de este producto en Estados Unidos se han duplicado durante los últimos seis años, ascendiendo a los 1.600 millones de dólares.
Este furor fue el que llevó a Alpina, empresa que ya lo comercializaba en ese país desde hace algunos años, a traerlo a Colombia.
«El Yogurt Griego Alpina lo lanzamos al mercado a finales de septiembre de 2013. Este producto que diseñamos especialmente para el mercado colombiano, responde a tendencias de alimentación mundial que hoy en día marcan la parada. En mercados como el de los Estados Unidos el yogurt griego ha crecido exponencialmente», expresó la compañía a EL HERALDO.
Por su parte, Valerie McCormick, gerente de Pasco, compañía de productos lácteos con sede en Bogotá, cuenta que a los dos meses de haber lanzado el producto al mercado (en diciembre de 2012) ya superaba las expectativas.
«Ha respondido a una inquietud de moda que tiene el país y el continente en general (…) Todavía le queda un margen de crecimiento importante. La gente que lo conoce le gusta y se engancha con él porque sabe de las ventajas que le ofrece», explica McCormick, quien sostiene que de las ventas de yogurt griego en Bogotá, Cali y Medellín, Pasco tiene entre el 70% y el 75%.
Igualmente Colanta, primera marca importante que incursionó en este mercado en el país, también reporta buenos resultados.
Su popularidad, según las empresas que lo comercializan y sus consumidores, se debe a sus beneficios para la salud.
«Desde el lanzamiento hemos percibido muy buena acogida por parte de los colombianos. Cada día los consumidores valoran más la alimentación balanceada y buscan alternativas como ésta», sostiene Alpina.
Esto concuerda con lo dicho por una impulsadora de la marca que surte este producto en un almacén de cadena de Barranquilla. «Se vende muy bien, sobre todo el que viene con fruta. Su rotación es bastante movida en el mercado y se agota constantemente», sostuvo la impulsadora, quien prefirió reservar su identidad.
Beneficios y precauciones. La principal diferencia entre el yogurt griego y el tradicional es la concentración de proteínas. «El yogurt griego es más denso, más cremoso y tiene más concentración de proteínas que un yogurt normal. También se diferencia en las bacterias: el yogurt griego tiene muchos más tipos de bacterias, entre 5 y 7 diferentes, mientras que un yogurt normal tiene uno o dos», explica Alejandra Náder, coach de salud, nutrición y entrenamiento.
El doctor Alejandro Segebre explica que el proceso de fermentación de la lactosa (proceso que da como resultado el yogurt) «promueve el crecimiento de ciertas bacterias y se convierten en ácido láctico. Eso es lo que en realidad va a crear un PH ligeramente ácido que va a promover el crecimiento de la flora bacteriana».
Sin embargo, según Náder, al momento de comprar este producto es necesario fijarse en dos aspectos: «que sea bajo en azúcar, porque a veces por porción tienen 15 gramos de azúcar o más y eso equivale a una cucharada sopera; y que no diga «tipo yogurt griego» porque eso es una imitación, no es yogurt griego en realidad, es solo similar en textura».
Ella recomienda buscar uno que sea yogurt griego original y que tenga máximo 7 gramos de azúcar por porción.
Además de las opciones que ofrecen las grandes marcas nacionales, también es posible conseguirlo artesanal, que cuentan con la ventaja de no tener ningún tipo de conservantes.
Cómo comerlo
Alejandra Náder explica que el yogurt griego puede usarse en preparaciones o consumirse directamente. De la primera forma sirve para reemplazar la crema de leche de las salsas. «Es mejor porque te estás comiendo unos buenos probióticos, alto en proteínas y más bajo en grasa», explica. También se puede utilizar en la preparación de batidos y jugos para hacerlos más cremosos sin utilizar leche. Directamente se puede consumir con frutas maduras o secas y nueces.