La producción de dulce de leche sigue representando un segmento de récords. En 2010, su valor exportado llegó a rondar u$s 12,5 millones. Para 2011, se esperaba aún más, según las proyecciones.
El dulce de leche es uno de los grandes inventos argentinos
El dulce de leche es uno de los grandes inventos argentinos
Junto con la birome y las huellas dactilares, el dulce de leche es uno de los grandes inventos argentinos y, ciertamente, el más sabroso. Durante 2010, la producción de este derivado lácteo alcanzó las 131.000 toneladas, marcando un récord luego de nueve años de crecimiento consecutivo, según un informe de sectoresonline.com, la línea sectorial de la consultora Abeceb. Para 2011, cuyas estadísticas aún no se conformaron, las proyecciones anticipan otro récord.
También el consumo alcanzó niveles históricos, situándose en tres kilogramos per cápita anuales, cuando el promedio en la década del 90 era de 2,8 kg al año por habitante.
El informe señala que luego de una fuerte caída de la producción y el consumo registrada en 2002, como consecuencia de la crisis económica (10,5% menos que en 2001), la industria tardó cuatro años en volver a alcanzar los niveles previos. No obstante, en 2005, la producción total fue de casi 110.000 toneladas, lo que marcó un cambio en la tendencia que se mantiene positiva y acumula un 19% de crecimiento desde entonces.
Del total de producción láctea, sólo un 18,5% se destina a leche fluida. Hay un 7,7% que no ingresa al circuito industrial formal. El 76,8% se destina a la elaboración de derivados, que se concentra en quesos, yogures y leche en polvo. Estos productos representaron, en 2010, un 33%, 31% y 15%, respectivamente, de las cantidades totales industrializadas.
Mercado interno
Salvando los años de la crisis (2001-2010), la producción anual promedio de dulce de leche fue de 115.500 toneladas, un 14,7% mayor que en los ’90. Entre 1991 y 1993, la producción promedio anual fue de 85.000 toneladas, lo que demuestra el fuerte incremento que se vio en la misma en la segunda mitad de esa década. El consumo per cápita anual también se ha incrementado fuertemente. Mientras que, en la década del ’80, en nuestro país se consumían alrededor de 2,1 kg per cápita anuales, en la década del ’90, así como, entre 2001 y 2010, el consumo por persona promedio fue de 2,8 Kg. «Estos importantes aumentos responden a la expansión del consumo de Snacks, que contienen dulce de leche entre sus ingredientes, como alfajores y galletitas», destaca el informe de sectoresonline.com.
En 2006, el consumo per cápita registró un nuevo crecimiento y se elevó en torno a los 3 kg, cantidad que se mantuvo estable desde ese año, lo que es una señal de la madurez alcanzada por este producto en el mercado.
Producto exportable
A pesar del aumento del consumo de dulce de leche a nivel interno, la producción fue perdiendo terreno con respecto a la de postres lácteos y flanes. Mientras, en 1989, se producían siete veces más toneladas de dulce de leche que de postres, con el correr de los años esta diferencia fue cayendo hasta alcanzar, en 2010, una relación de 2,4 veces más dulce de leche que postres, aunque la misma ha alcanzado valores extremos de 1,9 veces en 2007. En 2010, se exportaron unas 7.186 toneladas de dulce de leche por un valor de u$s 12,5 millones.
Estas cantidades representan un récord histórico tanto en cantidades como por los valores sumados.
En tanto, el 74% de esas exportaciones se concentra en países de la región, siendo Chile hoy por hoy el principal mercado para el dulce de leche argentino.
Contra 2009, las toneladas exportadas crecieron un 12% y las ventas lo hicieron un 31%, gracias al incremento del 17% registrado en los precios promedio de exportación. A su vez, las importaciones de dulce de leche fueron prácticamente nulas durante los últimos dos años.
Si bien las exportaciones de dulce de leche no representan una parte importante de la producción total, y, tanto en la década del ’80 como en los ’90 las cantidades exportadas se comportaron de manera muy errática año tras año, desde 2005, se encuentran estables en unas 6.000 toneladas promedio anuales, es decir, un 5,2% de la producción total.