Los lácteos, ¿engordan?

Mientras más bellas nos queremos ver, más alimento dejamos de consumir; muchas mujeres abandonan las comidas por la creencia que las van a engordar, sin embargo sólo un nutricionista puede asegurarte cuáles alimentos afectan tu cuerpo. Los lácteos se han convertido en un «tabú» para las que hacen dietas, pero ¿de verdad los lácteos engordan? Para responder a esta duda de muchas mujeres le preguntamos a la nutricionista Danori Carbajal, ella afirma que ningún alimento te engorda por sí solo, lo que cuenta es el abuso de la ingesta del producto. «Los lácteos engordan dependiendo si son enteros o descremados», por ejemplo. Los descremados tienen menos grasa que los enteros o entera, a los descremados se les ha separado toda la grasa por lo tanto tendrán menos calorías.

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Mientras más bellas nos queremos ver, más alimento dejamos de consumir; muchas mujeres abandonan las comidas por la creencia que las van a engordar, sin embargo sólo un nutricionista puede asegurarte cuáles alimentos afectan tu cuerpo. Los lácteos se han convertido en un «tabú» para las que hacen dietas, pero ¿de verdad los lácteos engordan?

Para responder a esta duda de muchas mujeres le preguntamos a la nutricionista Danori Carbajal, ella afirma que ningún alimento te engorda por sí solo, lo que cuenta es el abuso de la ingesta del producto. «Los lácteos engordan dependiendo si son enteros o descremados», por ejemplo. Los descremados tienen menos grasa que los enteros o entera, a los descremados se les ha separado toda la grasa por lo tanto tendrán menos calorías.

Sus beneficios

Los beneficios de comer lácteos y de incluirlos siempre en las dietas es que obtendrás una buena fuente de proteína, calcio y riboflavina, que son básicos para tus huesos, crecimiento y en general para todo tu cuerpo. También la mantequilla es fuente de grasa y vitamina A.

Pero nunca abuses de los productos lácteos enteros porque pueden ocasionarte aumento de colesterol y de calorías. La nutricionista recomienda consumir descremados si tienes colesterol alto, busca aquellos en que su empaque diga «bajos en colesterol». Si tienes presión alta busca aquellos sin sal. Y si tienes intolerancia a la lactosa la solución es la de leche deslactosada.

El requesón es el producto que se obtiene del suero cuando se le calienta, contiene proteína, como las albuminas, globulinas y algunas vitaminas del complejo B.

Los productos derivados de la leche son una importante herramienta cuando son bien utilizados, y permiten sacar una gran ventaja, que no se deben dejar de lado, cuando estamos haciendo dieta.

El consumo de productos ricos en calcio como leche, quesos, yogur o cualquier otro, nunca debe estar ausente de nuestro plan para perder peso. Para esto lo mejor es utilizar productos lácteos descremados, ya que reúnen las características positivas del alto contenido de calcio, pero no tienen los puntos negativos que nombramos de alto contenido de calorías y grasas.

Lo que se supone es que los otros nutrientes de la leche actúan a la vez que el calcio, en unidad, para reducir la grasa de forma más eficiente de lo que podrían hacerlo por sí solos.

En particular, todos apuntan a ciertas sustancias que se encuentran en el suero de la leche, llamadas glicomacropéptidos, que entre otras características que tienen, crean una sensación de saciedad en quien los consume.

Consecuentemente, las proteínas que se encuentran en el suero de la leche y en el producto lácteo en sí mismo, así también como en sus derivados, podrían tener una gran importancia en estos procesos, y serían los responsables directos de la mayor efectividad del calcio derivado de productos lácteos para en vez de engordar, adelgazar.

Raciones indicadas

La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda la ingesta de «2 raciones de lácteos diarios para el adulto», en forma de leche, yogur, queso fresco»¦ sin embargo, los niños y mujeres embarazadas o en período de lactancia pueden llegar a tomar hasta 1 litro diario de leche o derivados.

¿Cuándo, cómo y con qué consumirlos?

Puedes consumirlo en el desayuno, meriendas y cenas. Combinado con tortillas, pan o galletas.

El requesón, ricota, quesos en general.

Yogurt y leche con frutas y cereales.

Recuerda que la industria alimentaria nos da más opciones para todos los casos.