En los últimos años, comer sin lácteos se ha popularizado por motivos de salud, comerciales o nutricionales. Sin embargo, ¿es más sano comer sin ellos? ¿es mejor o peor eliminarlos o no de tu dieta diaria? Los expertos responden qué hay de bueno o malo en restringirlos de tus platos o si sólo debes hacerlo cuando tienes intolerancia a ellos.
Y los lácteos más sanos son…
A la hora de incluir lácteos o no en tu dieta, los número uno en nutrición nos dan sus mejores claves . Cara Delevingne es fan de los quesos muy ricos en calcio biodisponible (así disfruta de una pequeña ración en la fotografía).
Si vivimos en la era de las intolerancias alimentarias, la lista de las compras sin gluten siguen creciendo, no lo son menos los que optan por eliminar los lácteos de su dieta o porque no digieren la proteína de la leche o por que les puede causar más de un trastorno digestivo.
Además, un sinfín de celebrities (Miley Cyrus, Kim Kardashian, Megan Fox, Victoria Beckham o Zooey Deschanel, entre otras) se han apuntado a las leches vegetales para evitar los lácteos. Sin embargo, ¿son igual de sanas? ¿ayudan a combatir enfermedades?
Lácteos: ¿si o no?
Los lácteos se convierten en tema de debate cada día. ¿Engordan? ¿es más sano comer sin ellos? Los expertos en nutrición despejan tus dudas.
¿Cuántos lácteos son demasiados en tu dieta?
La doctora Paloma Castaño, experta en nutrición y coordinadora del Magister Universitario en Medicina Estética U.C.M se muestra en contra de su ingesta de la leche y sus derivados «la caseína y la lactosa, son las proteínas y los azúcares de la leche de vaca, que para el humano resultan muy difíciles de digerir, pues necesitan enzimas específicas. Además, genera gran cantidad de ácido araquidónico, una grasa que aumenta los procesos inflamatorios del organismo». Y es que la experta en nutrición, asegura que el exceso de lácteos en nuestra dieta, sí puede afectar a tener más celulitis, malas digestiones, etc…
Sin embargo, también hay corrientes contradictorias entre los defensores del consumo de lácteos y los que no, bien por intereses comerciales o por un aumento importante de las intolerancias a la leche. Según lo que nos cuenta la doctora Mar Mira de la Clínica Mira + Cueto «tomar grandes cantidades de leche tampoco es más beneficioso que tomar una dosis media que cubra junto con otros lácteos las recomendaciones diarias de calcio pero después de la lactancia, hay que controlarlo y disminuir su ingesta con la edad».
Otras expertas como Gema Cabañero se muestran más tajantes acerca de su consumo y apunta que «los lácteos tienen un alto contenido en antígenos, causantes del agotamiento de nuestro sistema inmunitario y esto nos hace más vulnerables hacia las infecciones y enfermedades relacionadas directamente con nuestro sistema inmunológico». Además, Cabañero, recomienda en su lugar el consumo de leches vegetales porque poseen azúcares de absorción lenta, que favorecen la actividad del páncreas y la tiroides.
Las celebrities y los lácteos
Foto: GTres Online.
Salma Hayek no renuncia a los lácteos para mantenerse en forma y asegurarse sus necesidades diarias de calcio.
Alimentos con calcio y alternativas a la leche
Pero la doctora Rosa Burgos, Jefe de la Unidad de Endocrinología y Nutrición de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital Quirón Barcelona, «disponemos de soluciones para no excluir los lácteos. Únicamente deberían excluir la leche de vaca de la dieta las personas con alergia a las proteínas de la leche de vaca, o aquéllas con otras enfermedades metabólicas».
Según Burgos, en la edad adulta, las necesidades de calcio dependen en gran parte del sexo (es mayor en mujeres), y del estado fisiológico (gestación, lactancia y menopausia en la mujer, envejecimiento en ambos sexos) y los lácteos siguen siendo la fuente de calcio más rentable, tanto por contenido como por biodisponibilidad (cantidad de calcio que podemos asimilar de un determinado alimento).
Desde el punto de vista de los expertos en nutrición, lo ideal es llevar una alimentación lo más variada posible y en cantidades adecuadas pidiendo ayuda profesional para evitar carencias de calcio, sobre todo. Y en ese sentido, Cristina Rodríguez Alconada, nutricionista del IML, si optamos por una dieta sin leche, no nos pueden faltar en la nevera otros alimentos como sardinas en lata, verduras de hoja verde, frutos secos (nueces, almendras y avellanas), hierbas, semillas de lino o de sésamo, legumbres, pescados y mariscos, agua mineral, naranja y cereales como la quinoa o el amaranto.
Leches vegetales: ¿buenas sustitutas?
La doctora Mira, de la Clínica Mira + Cueto asegura que con una (140 calorías por taza) o dos raciones de lácteos al día sería suficiente para asegurarnos una ingesta correcta y podría alternarse con leches vegetales como la de arroz (120 calorías), leche de soja (80 calorías) o la de almendra (34 calorías sin azúcar) teniendo la ventaja de que se digieren mucho mejor que la leche de vaca. Incluso podría sustituirse la leche de cabra de más fácil digestión y bajo contenido en caseína o «el kéfir, un alimento probiótico que nos aporta un amplio espectro de vitaminas, minerales y aminoácidos con microorganismos vivos que, administrados en las cantidades adecuadas, aportan beneficios en la salud del organismo del que los ingiere», apunta la doctora Mira.