Los adolescentes no alcanzan a consumir la cantidad de lácteos que necesitan para mantenerse saludables: el 87% está por debajo de las 3 porciones recomendadas por día. Si accedieran a consumos adecuados, obtendrían el calcio, que es fundamental para distintas funciones del organismo: musculares, nerviosas, y hormonales, la coagulación de la sangre y para la formación de huesos y dientes.
Además de contribuir a formar huesos y dientes, los lácteos ayudan a prevenir los infartos, los ataques cardiovasculares y la hipertensión arterial. También está está asociado a un mejor manejo del peso corporal, y de diabetes tipo 2 como señalan recientes estudios científicos, subrayó César Casávola, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición, que realizó una jornada que sirvió para llamar la atención sobre el déficit en el consumo de lácteos.
El licenciado Sergio Britos, profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, profesor titular de la Facultad de Bromatología de la Universidad Nacional de Entre Ríos y director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA), señaló que en nuestro país se observa un consumo insuficiente de lácteos en todas las edades (ver estudio aquí).
En los chicos en edad escolar, el 72% está por debajo de las porciones recomendadas de lácteos. Como recomendación, Britos aconsejó que «debe fomentarse la creación de hábitos para que, por ejemplo, un adolescente beba todas las mañanas un vaso de leche o una porción de queso, y su colación a media tarde sea un yogur, que además de calcio aportan proteínas de alta calidad».
Para mejorar el consumo de calcio en toda la población, sugirió Britos, «el consumo de leche debería aumentar cerca de un 30 por ciento, ya que en condiciones normales el calcio lácteo debería aportar entre dos tercios y 70 por ciento del calcio total de la dieta. Una alternativa, concentrada en los 4,5 millones de niños que asisten a escuelas públicas que dan de comer, es que reciban un buen desayuno con no menos de 200 mililitros de leche o asegurar la ingesta de un yogur cada día, en el desayuno o a media mañana. Esto permitiría mejorar sensiblemente la deficiencia de lácteos y calcio en un grupo muy vulnerable a la deficiencia de calcio y el bajo consumo de lácteos, e implicaría un aumento del consumo interno o producción de leche no mayor al 2%».