Algo tan simple y a la vez olvidado como el calcio ha demostrado suprimir la lipogénesis, incrementar la utilización de grasas durante la restricción calórica y reducir el tamaño de los adipocitos. Es abundante la literatura que relaciona el calcio con la pérdida de peso, y concretamente de grasa (supresión del 1,25-dihidroxicolecalciferol), tanto en animales como en humanos. El calcio de los lácteos (yogures, queso fresco»¦) es más efectivo que el de los suplementos por acompañarse con otros muchos nutrientes que modulan el metabolismo lipídico.
Por qué el calcio?
Los niveles de calcio intracelulares en los adipocitos modulan la entrada de triglicéridos y activan la señalización del ARNm de la sintasa de ácidos grasos. Recordad que todos los nutrientes forman parte de una compleja red de señalización celular, que activan o desactivan unos procesos u otros. Altos niveles de calcio inhiben el 1,25-dihidroxicalciferol, implicado en numerosos procesos en el adipocito, incluida la apoptosis. Sin embargo, estos mecanismos no han sido suficientemente aclarados. Por otra parte, se ha hallado un mayor contenido graso en heces en dietas altas en calcio, por lo que existe una acción de ligando sobre los ácidos grasos que impide que se digieran y finalmente se excretan. La mayor efectividad que parecen mostrar los productos lácteos sobre la dieta enriquecida con calcio, es por un mayor número de compuestos bioactivos (CLA, BCAA´s, a-lactoalbúminas y otras fracciones protéicas). Sin embargo se ha encontrado el mismo efecto en el queso y leche desgrasados, lo que descarta en buena parte una acción mediada por CLA (Sun y Zernel).
En este estudio de la Universidad de Tennessee, que se une a otros estudios similares realizados en la Universidad de Helsinki (2007 y 2009), ratones fueron alimentados ad libitum con una dieta alta en azúcar y grasa durante 6 semanas para, posteriormente, alimentarlas con una dieta estricta (70% de la dieta anterior) otras 6 semanas, y una vez perdido peso, realimentadas durante otras 6 semanas en uno de estos 5 grupos:
1) cereales bajos en calcio (carbonato cálcico)
2) cereales altos en calcio
3) cereales con yogurt
4) cereales y leche desnatada
5) control (dieta basal de la primera fase)
El objetivo era ver que grupo recuperaba peso con mayor facilidad, y evaluar el tamaño de adipocitos, marcadores de síntesis, etc. Todos los grupos altos en calcio recibían la misma cantidad de calcio en la dieta, aunque de las distintas fuentes citadas. La ganancia de peso en los grupos altos en calcio fue un 50% menor que en el grupo de control y el grupo bajo en calcio. El grupo que menos peso ganó fue el de yogurt, seguido del grupo leche y por último del grupo del carbonato cálcico, aunque en los 3 grupos el calcio produjo resultados muy marcados. Sin embargo, el tejido adiposo fue mucho menor en los grupos yogurt y leche que en el grupo del carbonato cálcico. La expresión de la sintasa de ácidos grasos fue igualmente mucho mayor en los grupos yogurt y leche. La expresión del factor de transcrición PPAR gamma implicado en la lipogénesis fue menor en los grupos altos en calcio, regulando el catabolismo lipídico.
Las múltiples implicaciones del calcio en el metabolismo de las grasas son de tal importancia, que además de actuar como un ligando de ácidos grasos, actúa sobre los factores de transcripción genéticos implicados en la adipogénesis, y en la señalización del ARNm de la sintasa de ácidos grasos. Aún desconocemos estos mecanismos en profundidad, pero el calcio ha sido y es injustamente olvidado pese a tener una importancia fundamental en el metabolismo de la grasa.