Quienes consumieron lácteos enteros tenían una incidencia de diabetes un 23 por ciento menor.
Una amplia investigación revelada por la Sociedad Europea para el Estudio de la Diabetes encontró que el consumo de lácteos, ricos en grasas de origen animal, puede tener efectos protectores contra la diabetes tipo 2.
Los resultados fueron expuestos durante la reunión anual de la Sociedad que se celebra en Viena (Austria).
Se analizaron 27.000 personas de 45 a 74 años, seguidos durante 14 años y un equipo de Ulrika Ericson (de la Universidad de Lund, en Suecia) realizó un modelo matemático para estudiar la influencia de la dieta en los 2.860 casos de diabetes tipo 2 diagnosticados en este periodo.
Aquellos sujetos con mayor consumo de lácteos enteros tenían una incidencia de diabetes un 23 por ciento menor a la de los individuos que menos leche, yogures y nata comían; aunque curiosamente esta misma protección no se observó con los productos desnatados o bajos en grasas.
Los investigadores destacan los beneficios de la nata y de la leche entera (con un porcentaje de grasa en torno al 3%). Concretamente, explican, el 10% de los consumidores que bebían en torno a 180 mililitros diarios de leche entera, tenían un 20% menos riesgo de diabetes que el 60% de quienes no incluían este producto en su dieta.
No obstante, no todas las grasas aportan el mismo beneficio, por ejemplo, en las carnes rojas se observó un aumento del riesgo de diabetes. Sin embargo, en el caso de las grasas saturadas de origen animal presentes en los productos lácteos, existe algún mecanismo que podría explicar su perfil beneficioso para la salud.
De hecho, algunos trabajos previos, realizados mayoritariamente con yogur, han sugerido que estos alimentos tienen una acción beneficiosa en la flora bacteriana cuyo efecto antiinflamatorio podría repercutir positivamente frente a la diabetes tipo 2.