Por supuesto que quieres atenerte a todas las recomendaciones alimentarias, pero haz caso también a tu estómago. Éste indica con frecuencia durante el embarazo, todo lo que te falta. ¿Tenías hoy antojo de yogur?
Como complemento proteínico lo que mejor se adapta es la leche y los productos lácteos (yogur, batido de leche, requesón o queso). Bastan 250 g de yogur ó 0,5 l de batido de leche ó 100 g de requesón.
Una parte del consumo de leche, lo puedes sustituir por queso. 100 ml de leche o yogur corresponden, medidos en contenido de calcio, aproximadamente a 15 g de queso en lonchas (por ejemplo Gouda o Emmental) ó 30 g de queso blando (como Camembert o Brie). La leche y los productos lácteos no solo aportan proteínas, sino que también son los alimentos de mayor contenido en calcio, que es esencial para la formación de los huesos.
Dado que se tiene que formar el esqueleto y los dientes del feto, necesitas una considerable cantidad de calcio durante el embarazo, siendo la cantidad diaria recomendada de 1200mg.
Las embarazas por debajo de los 19 años de edad (adolescentes), deberían tomar 1300mg al día. Pero ten cuidado con los productos lácteos crudos puesto que te pueden llevar a una listeriosis.
Si tomases menos de la cantidad recomendada al día, deberías añadir a tu alimentación agua mineral enriquecida con calcio (como mínimo 350 mg de calcio por litro).
La leche cruda y diversos productos de la leche de vaca no pasteurizados, (por ejemplo queso elaborado con leche cruda) conllevan el peligro de transmitir listeriosis, por lo que se deberían evitar y optar por aquellos pasteurizados, cuyo uso es seguro.