La presentación de larga duración ha ganado terreno, debido a la ausencia del producto pasteurizado que es mucho más económico.
Los anaqueles y refrigeradores de supermercados y establecimientos de alimentos están «inundados» con leche de larga duración o UHT importadas, con precios superiores a los mismos productos nacionales.
Así lo constató PANORAMA en un recorrido por diversos expendios de alimentos y víveres de la ciudad, en donde se observó masiva presencia de leches UHT −presentación exenta de la regulación− provenientes de Uruguay, Ecuador y Nicaragua.
Si bien el consumo de leche UHT en el país no se compara con la ingestión de leche en polvo, la presentación de larga duración ha ganado terreno, debido a la ausencia del producto pasteurizado que es mucho más económico, al estar regulado a 5,4 bolívares el litro.
Las marcas extranjeras que más se ven en los estantes de los «super» −en muchos casos superior en cantidad a las leches locales− son Algarra y La Andina, de Ecuador; Centrolac, de Nicaragua, y Conaprole y Blanca Nube de Uruguay, ésta última domina los anaqueles de los abastos e hipermercados Bicentenario.
Pese a que estos productos son comprados a dólar oficial, el precio ofertado no es para nada barato. Por ejemplo, la Algarra, Andina y Conaprole ronda los Bs. 9 y 9,5 bolívares y, Blanca Nube y Centrolac se consiguen en 10, 5 bolívares y 11 bolívares, respectivamente. Mientras que las nacionales, como San Simón, Alpina, Parmalat, La Pastoreña, La Lechera, ZuliMilk y La Purísima, no superan los Bs. 9 el litro.
Este tema de los precios al consumidor ha generado toda «una guerra» en el mercado; pues los nacionales, han tenido que contraatacar la «invasión», bajando el precio de sus leches, pese a los altos costos de producción.
Situación que, a juicio del vicepresidente de Fegaven, Víctor Hugo Fernández, genera «una competencia desleal».
«Las leches UHT que están entrando al país están ocupando el lugar de las leches frescas pasteurizadas, con el agravante que le cuesta 200% más al consumidor. A ellos (a los importadores) les cuesta un dólares y aquí la venden a casi a tres dólares. Los importadores son los más beneficiados», sostuvo.
Fernández afirmó: «No sabemos por qué el Gobierno otorga dólares preferenciales (a 4,30) y deja que la vendan entre 9 y 12 bolívares. «El Estado está gastando divisas en leches que en muchos casos son de mala calidad que no se comparan con la leche nacional que es de muy buena calidad», enfatizó.
«Hay unas importadas que su sabor no es fresco, natural, son insípidas, y el color varía entre unas amarillas y otras muy blancas», acotó el representante de Fegaven.
Sin embargo, para Cavilac esta inundación de leches UHT extranjeras, no le parece «perjudicial». El presidente del gremio, Roger Figueroa, afirmó a este rotativo que al gremio «no nos molesta la leche que entra al país, pues la producción local no es insuficiente».
A ésto, la veterinaria y experta láctea, Alba Codutti, reconoció que «realmente es necesario importar porque la producción local no es suficiente»; sin embargo, advirtió que «se hace esencial la supervisión de los productos importados desde el punto de vista de calidad y sanitario. Y un mayor y sobretodo mejor apoyo a la industria nacional para fomentar la producción».
Agregó que si bien «no puedo dudar de la calidad de las importadas, el sabor que tienen es distinto al de las nacionales; pero ello depende de la cantidad de grasa, y otros factores. También hay que tomar en cuenta que en esos países, al tener buenas ofertas, hay muchos tipos de leches para escoger de la peor a la mejor», explicó Codutti.
Al respecto, el vicepresidente de Fegaven insistió en «el Estado tiene que impulsar es la producción de leche pasteurizada, más que la UHT. Hay que ir sustituyendo la leche en polvo, que no se consigue, por la pasteurizada; pues el escenario mundial apunta a que los precios de la leche en polvo seguirán altos, y ésta no tiene el mismo valor proteico y las vitaminas que la pasteurizada».