Hacer yogur en casa es muy fácil y sale mucho más barato que comprarlo. Además supone una contribución al medio ambiente ya que se generan menos deshechos, porque los yogures caseros solemos hacerlos en recipientes de vidrio reutilizables.
Para hacer yogur natural solo necesitamos leche y bacterias lactobacillus para inocularla. Las bacterias pueden conseguirse en farmacias, normalmente previo encargo, pero lo más fácil es usar un yogur natural que servirá de «madre» a nuestros yogures.
Solo hay que mezclar el yogur con un litro de leche y dejar la mezcla fermentar unas 8 horas en un sitio cálido.
Para ello existen yogurteras eléctricas que vienen con sus tarritos, son baratas y mantienen una temperatura constante de alrededor de 40 ºC mientras se hacen los yogures.
Pero la yogurtera no es imprescindible, si dejamos la mezcla de leche y yogur en un sitio cálido (por ejemplo sobre la nevera cerca del motor) en una noche tendremos yogur. También es buena idea usar el calor residual del horno, cuando lo hayamos usado meter los tarritos (o un bol, o una botella) en el horno caliente apagado y dejarlos 8-10 horas, el yogur estará listo.
Cuando vayamos a hacerlo sin yogurtera, hay que partir de leche tibia, a unos 45 ºC. Si no tenemos termómetro podemos usar el dedo: al meterlo en la leche debe estar caliente pero soportable, no quemar. Es importante no usar leche demasiado caliente ya que en ese caso las bacterias morirían y no se haría el yogur.
Luego solo hay que conservarlo en el frigorífico, dura unos 7 días, más o menos.
Podemos usar uno de nuestros yogures para hacer una nueva tanda, pero esta operación no es conveniente realizarla demasiadas veces seguidas ya que el fermento puede deteriorarse, así que cada poco tiempo, usaremos nuevos bacillus, o un nuevo yogur como «madre».
La técnica para hacer yogures puede aplicarse tanto a leche de vaca (entera, desnatada o semi) como a leche de cabra, de oveja y a leches vegetales como la de soja. En este caso inocularemos la leche con un yogur de soja para que el resultado sea vegano (100% vegetal).
YOGURES DE SABORES: a partir de aquí podemos innovar con nuestros yogures todo lo que nos apetezca: añadir a la leche cacao, pepitas de chocolate, pasas, canela, ralladura de limón o de naranja, agua de azahar, vainilla, leche de coco y coco rallado, fruta, fruta desecada, café soluble, jengibre, agua de rosas, frutos secos, semillas …
La técnica es muy sencilla, basta mezclar el saborizante con la leche antes de hacer el yogur, o incluso infusionarla y luego colarla para hacer por ejemplo yogures de leche merengada tras haber hervido la leche con canela y piel de limón.
YOGURES CREMOSOS: Para obtener yogures más cremosos (tipo lo que nos vende la industria como griego, y digo «tipo» porque el togur griego de verdad se hace escurriendo el yogur natural para quitarle el suero y que sea mas espeso) sustituiremos 200ml de leche por nata en cada litro (puede ser nata de soja). Aunque hay que tener en cuenta que esto aumentará su valor calórico.
Para darles más consistencia hay un truco que consiste en añadir tres o cuatro cucharadas de leche en polvo a la leche que vamos a usar. Si queremos que sean vegetales, hay en el mercado un montón de leches en polvo que lo son, de almendra. de soja, de sésamo, de arroz, de quinoa, de avellana… según la que elijamos aportará incluso un sabor interesante.