Un 62 % de los encuestados rechazan que los supermercados bajen el precio de los briks para que sirvan de gancho comercial, práctica vetada en el acuerdo lácteo
Para conseguir atraer público a sus centros de compras, las grandes cadenas de supermercados -uno de los tres eslabones del sector lácteo- han utilizado recurrentemente como gancho comercial el brik de leche, bajando los precios. Una práctica que equipara este producto a un paquete de chicles y que, consecuentemente en una cadena, tiene incidencia en lo que ganan el resto, especialmente los ganaderos. Esa política comercial ha sido denunciada de forma reiterada por los productores, porque entienden que es una manera de hundir los precios en origen. Y la encuesta de Sondaxe revela también un amplio rechazo de la ciudadanía. Un 28,5 % de los consultados ven muy mal estas prácticas, y otro 34 %, mal. Es decir, no respaldan que se bajen los precios de la leche para que sea un reclamo casi dos de cada tres encuestados (62,5 %). En el otro lado, un 25 % lo apoyan (lo ven bien o muy bien).
Es significativo en este caso la segmentación por tramos de ingresos, en tanto que la leche, como producto de primera necesidad, puede afectar a la cesta de la compra. Pero lo cierto es que en las rentas bajas (ingresos mensuales por debajo de 600 euros) el rechazo es incluso mayor: 75?%. Es un porcentaje similar al que se encuentra en las clases medias (ingresos mensuales entre 1.800 y 3.000 euros). Y curiosamente, en lo más alto de la tabla (más de 6.000 euros al mes), un 30 % de los consultados -el valor más alto- creen positiva esa práctica comercial.
Por entornos demográficos, no se advierte una gran diferencia entre rural y urbano, aunque en el primero, por su cercanía y dependencia económica del sector primario, podría advertirse una mayor sensibilidad hacia el uso de la leche como reclamo. Lo cierto es que esta práctica, sobre el papel, tiene los días contados. El acuerdo lácteo suscrito hace dos semanas en Madrid, y que entra en vigor este fin de semana, veta este prácticas a la distribución, que se ha comprometido a «valorizar la leche y los productos lácteos, en particular estableciendo medidas concretas que impidan su uso como reclamo en sus establecimientos que banalicen los productos lácteos ante el consumidor».
El precio no pesa tanto
Ahora bien, ¿sirven este tipo de ganchos comerciales ante el consumidor? Atendiendo a la encuesta de Sondaxe, se diría que no. Un 73 % de los encuestados aseguran guiarse por el mismo criterio: compran siempre la leche, con independencia del precio. Y lo hacen prácticamente por igual, sea el comprador hombre o mujer, joven o maduro. El precio solo determina la compra del 20 % de los ciudadanos.
Aquí de nuevo es interesante advertir el comportamiento por tramos de ingresos. Y el resultado es prácticamente igual. Solo entre los que ganan de 600 a 1.200 euros sube algo, hasta el 25 %, el porcentaje de los que se orientan por los euros que pagan por litro.
La procedencia importa
El acuerdo lácteo también establece que la distribución y la industria «promuevan» -no hay ninguna obligatoriedad a ello- tanto en los lineales de compra como en los folletos y en los envases, el origen de la leche adquirida. En algunos briks es fácil verlo. ¿Es útil? Sí, sin duda. El 61 % de los consultados por Sondaxe aseguran que siempre se fijan en la procedencia del producto. Aquí, la muestra ofrece una curiosa diferencia entre las villas pequeñas y las medianas. En los entornos de entre 20.000 y 50.000 habitantes -con menor dependencia de este negocio-, el origen es clave para el 72 % de los consultados. En municipios de 10.000 a 20.000, ese porcentaje baja a apenas el 50 %, y en cambio un 34 % dicen no mirar nunca el etiquetado.
El lácteo, negocio necesario y perfectamente viable
Galicia ya no es el país del millón de vacas -se cuentan unas 350.000, repartidas en 9.300 explotaciones-, pero el lácteo sigue siendo un sector imprescindible para este territorio. Y viable, según creen el 85 % de los consultados por Sondaxe. Solo un 8 % son pesimistas con el futuro de la ganadería. Es este un porcentaje que sube mucho, más del doble (hasta el 18,2 %) en la provincia con más dependencia de la leche: Lugo. Aquí, el 70 % (quince puntos menos que la media) creen que este negocio es viable. En A Coruña, otra provincia con numerosas explotaciones y factorías, las medias son similares a las del conjunto de Galicia. Por entornos, se advierte un mayor pesimismo en las siete ciudades (es inviable, según un 10 %), y, en cambio, más luz en el rural: en los ayuntamientos de 10.000 a 20.000 habitantes (en el interior tiene un fuerte peso el lácteo), 9 de cada 10 ciudadanos creen que hay vida por delante.