Que la leche es un alimento que aporta mucho a nuestro organismo no lo vamos a discutir ahora. Hasta qué momento de nuestra vida deberíamos tomar leche sí sería un tema de discusión que daría mucho de sí, pero ya lo trataremos en otra ocasión. Esta vez nos vamos a centrar en los aportes de la leche en los deportes de fuerza.
Más concretamente vamos tratar la función que tiene la leche como bebida tras la realización de deportes y ejercicios de fuerza. Llamamos deportes de fuerza a los que tienen predominio de acciones intensas y muy intensas, como puede ser el fitness, carreras de velocidad, lanzamientos, halterofilia, etc. En todas esas actividades la leche tiene un papel fundamental ya que aporta todo lo que necesita nuestro cuerpo después de ese ejercicio intenso.
Tras una dura sesión en el gimnasio, o un buen entrenamiento de series de velocidad en la pista de atletismo, nuestro cuerpo sufre un desgaste muscular importante. Ese desgaste muscular hay que reponerlo rápidamente para evitar, entre otras cosas, la pérdida de masa muscular. Para esa función reponedora, la leche es una bebida excelente.
La leche nos aporta carbohidratos a través de la lactosa, compuesta a su vez glucosa y galactosa. Últimamente la lactosa está muy de moda ya que hay personas que no terminan de asimilarla bien y toman leche sin lactosa, pero si no es tu caso no hay ningún motivo como para no tomarla, es más, la lactosa nos va a ayudar para reponer los depósitos de glucógeno muscular.
Asimismo, la leche contiene caseína y proteínas de suero (aminoácidos de cadena ramificada) favoreciendo la síntesis de proteínas en el músculo esquéletico que, acompañado de un correcto y planificado entrenamiento, puede provocar aumento de la masa muscular (hipertrofia muscular).
Por lo tanto, tomar leche después de un entrenamiento intenso de fuerza aporta los nutrientes necesarios para la regeneración muscular post entreno y para el desarrollo de la masa muscular, por su contenido en carbohidratos y proteínas de buena calidad.