El yogur no es más que leche fermentada. Sobre los componentes lácteos han actuado uno o más microorganismos, transformando la lactosa, o azúcar de la leche, en ácido láctico. Esto proporciona al yogur su característico sabor agrio y lo que lo hace más digerible, nutritivo y tolerable.
El origen de este derivado lácteo se remonta a los tiempos bíblicos, cuando numerosas tribus nómadas deambulaban por el Oriente Medio y Asia Central. Por lo general llevaban sus provisiones de leche en recipientes de cuero y, se piensa que la contaminación microbiana junto con una temperatura cálida debió transformar más de una vez la leche en yogur. Así, lo que inicialmente ocurrió por AZAR, más tarde se hizo deliberadamente, utilizando cada vez un poco de yogur como «semilla».
El kefir es un producto lácteo fermentado originado en la región del Cáucaso
Como cada tribu o pueblo utilizó una especie microbiana en particular para obtener su leche fermentada, existen diversas variantes del yogur en el mundo. Las más comunes son el kefir, el koumiss, el yahourt y el yakult.
El yogur como propiedad medicinal es nutritivo, regulador de las funciones intestinales y modificador de la flora intestinal. El yogur tiene una marcada e inofensiva actividad antibiótica, que puede usarse para prevenir o tratar diarreas infecciosas.
Es recomendable para restituir la flora intestinal después de un tratamiento con antibióticos orales, en la mujer ayuda a prevenir infecciones vaginales, y en ambos sexos, los lactobacilos reducen la absorción intestinal de colesterol.
Lo bueno
El yogurt no es más que leche fermentada
El yogur conserva todas las ventajas nutricionales de la leche con la que se prepara y ofrece algo más, ya que es ligeramente más alimenticio, además el ácido láctico presente hace más digerible el calcio y la proteína láctea, permitiendo que aun aquellos intolerantes a la lactosa puedan beneficiarse con tales nutrientes.
Resulta un magnífico complemento de la alimentación cuando se está a dieta, ya que el yogurt elaborado con leche descremada (light) es muy bajo en grasa y calorías, apenas 56 por cada 250 ml. Ofrece todas las vitaminas B en cantidades modestas.
Es buena fuente de calcio, fósforo y potasio.
El mejor beneficio está en los lactobacilos vivos (solo presentes en el yogur casero o yogures comerciales no pasteurizados), que al ser ingeridos pasan a formar parte de nuestra flora intestinal. Una vez allí, los lactobacilos desplazan a los microorganimos indeseables, los cuales suelen producir flatulencia, mal aliento y diarreas. Al producir ácido láctico en los intestinos, mejoran nuestra asimilación de alimentos y combaten el estreñimiento.
Lo malo
En los yogures fabricados con leche entera, si contenido de grasa y colesterol puede ser un inconveniente para quienes deseen evitarlos. En las variedades no dietéticas (light), el yogurt puede contener una gran cantidad de azúcar (a veces disfrazado como «fruta», ya que le añaden mermeladas), que sólo proporciona calorías vacías.
Fuera de esto, además restan las reacciones indeseables que puede producir el yogurt en las personas alérgicas a la leche.