Los lácteos son alimentos importantes para la formación de nuevos tejidos durante el crecimiento, embarazo, después de intervenciones quirúrgicas, fracturas y quemaduras. El consumo habitual de lácteos, especialmente durante el desarrollo óseo, contribuye a prevenir la osteoporosis en la edad madura.
Clasificación según tipo:
Leche entera (completa): Contiene toda su grasa, que no debe estar en una proporción inferior al 3%. Por su riqueza en grasa, se desanconseja a los adultos. Es la leche higienizada y sometida a procesos de pasteurización y de estandarización de materias grasas de mayor volumen en la industria.
Leche modificada (descremada): Las modificaciones se realizan al cambiar su tenor graso, las semidescremadas deben tener porcentaje graso mayor al 0,5 % y menor al 2%. Estos valores deben figurar en las etiquetas de los envases para informar al consumidor. Gracias a ello, conservan casi todo el sabor de la leche entera, pero con menos grasa y calorías. Las descremadas contienen 0.18% de tenor graso y su sabor es más simple, pero más digerible y menos calorías. Adecuándose a la necesidad diaria de cada consumidor.
Leche en polvo: Contiene 5% de humedad y se conserva por largos periodos de tiempo. Estas pueden ser: enteras, semidescremadas y descremadas, estandarizadas a través de un proceso técnico de presión, realizado por cámaras calientes que deshidratan las leches fluidas reduciéndolas a polvo. Sus propiedades se mantienen intactas igual que en las leches fluidas.
Leche condensada: Después de eliminar casi el 60% del contenido acuoso de la leche entera por evaporación, se le añade entre 40% y 45% de su peso en azúcar (sacarosa). Esta variedad suele utilizarse en repostería por su alto contenido graso, es espesa y con bajo contenido de agua; es altamente calórico y de difícil digestión.
Leche fermentada o cultivada: Aquí entran diferentes tipos de lácteos como el yogurt, leche agria, kéfir y kumus. Estas variedades contienen modificaciones de agregados de fermentación o cultivo, como: lastobacillus acidophilus, casei, bifidobacterium spp, streptococcus salivarius, que enriquecen el producto protegiendo la flora intestinal ya que contienen millones de seres vivos y bacterias acidolácticas que lo convierten en un lácteo más beneficioso para la salud.
Leche deslactosada: Algunas personas no pueden consumir tan importante alimento pues padecen de intolerancia a la lactosa. Estos carecen de la enzima que metaboliza la lactosa pero afortunadamente los avances han creado la leche deslactosada, que aporta los mismos nutrientes (calcio y vitaminas) igual que las anteriormente nombradas.
La producción y consumo de leche de vaca ha ido evolucionando; antiguamente se consumía recién ordeñada, lo que representaba un riesgo para la salud. En la actualidad, procesos industriales garantizan que la leche de vaca sea un alimento nutritivo y beneficioso para la salud.
Además de la leche de vaca, se producen leche de cabra y de oveja. Estas clases de leche se utilizan en los países industrializados para la elaboración de quesos.
La leche de vaca debe obedecer a criterios sanitarios y de calidad de orden microbiológico y organoléptico (sabor, aspecto y olor) para su comercialización.
Consulta con un nutricionista sobre los requerimientos nutricionales diarios para tu cuerpo.