El aumento en el consumo de productos lácteos en Colombia anima a los industriales del sector a continuar su expansión nacional. Preocupan los altos costos y la informalidad.
Las fusiones y adquisiciones siguen mandando la parada en el sector lácteo del país. En época de vacas gordas, las grandes compañías procesadoras están dando el salto a la consolidación de sus negocios comprando pequeñas y medianas empresas regionales para asegurar una mayor tajada de mercado y reducir sus costos logísticos.
En un mercado apetitoso, que vende al año unos $6 billones, las compras no se han hecho esperar. A comienzos del año pasado el peruano Grupo Gloria, que en el país es dueño de la marca Algarra, anunció la compra de cinco compañías regionales: Incolácteos, Lechesan, Conservas California, Erwis Asociados y Enfriadora Vallenata, cuyas ventas alcanzan los US$75 millones y que cuentan con plantas en Barranquilla, Bucaramanga, Simijaca y Bogotá. Este negocio le habría representado al grupo Gloria inversiones por unos US$86 millones, según reportó el diario peruano El Comercio.
Antonio Botero, presidente de Grupo Gloria Colombia, asegura que esta compra permitió un aumento de 11% en los ingresos y que hace parte de la estrategia de expansión nacional pues «hasta el momento, con la marca Algarra cubríamos básicamente el centro del país, pero la meta es ampliar nuestra participación de mercado». Con estas compras, Gloria Colombia cubrirá cerca de 75% del mercado colombiano y el desafío para la empresa será llegar ahora al occidente del país, ya sea por medio de compras de empresas regionales, a través de distribuidores o con la apertura de nuevas plantas.
Pero no fue la única movida. A finales del año el turno fue para Alquería, que en octubre anunció la compra de Freskaleche, una exitosa procesadora que opera en los Santanderes y el Cesar, con ventas anuales por $175.000 millones, y que le aportará cerca de 24% al negocio de la compañía bogotana.
Carlos Enrique Cavelier, presidente de Alquería, atribuye la dinámica en fusiones y adquisiciones a la necesidad de las compañías «de adoptar estrategias que les permitan consolidarse en el negocio lácteo. Las empresas tienen que garantizar un crecimiento orgánico, a través de inversiones e innovación, pero también uno inorgánico, buscando participación en otros mercados».
Esta estrategia se da además en tiempos prósperos para el negocio lechero. Cifras preliminares de Asoleche, el gremio de las industrias lácteas, indican que el año pasado el crecimiento en leches procesadas alcanzó el 6% y en quesos frescos superó el 10%.
El crecimiento tiene que ver con factores que van desde el clima hasta el aumento en el ingreso de los hogares colombianos. En materia climática, 2014 fue un año de lluviosidad moderada que permitió a los industriales un abastecimiento adecuado de materia prima. En 2015 se anticipa que, a pesar del Fenómeno del Niño, se mantendrán las buenas condiciones en suministro de leche.
El mayor ingreso fue otro factor positivo. El consumo per cápita de leche en Colombia alcanza los 145 litros, uno de los más altos de América Latina, pero todavía bajo frente a países desarrollados o al nivel recomendado por la FAO, de 170 litros por persona. Sin embargo, el año pasado mantuvo su tasa crecimiento, lo que impacta positivamente al sector, pues de los $6 billones que vende al año, cerca de 50% corresponde a leche líquida.
Otro 20% del mercado lácteo del país son quesos, 23% es leche en polvo y el 7% restante a derivados lácteos, según cifras de Asoleche. Aunque el negocio de quesos en 2014 tuvo un crecimiento sobresaliente, los demás derivados lácteos se mantienen estables.
Esto puede ser al mismo tiempo un problema y una oportunidad. Para Cavelier, de Alquería, el bajo consumo implica que todavía hay mucho espacio para crecer pues en el caso de los yogures el consumo es de apenas 5 kg por persona por año y en el de los quesos de 11 kilogramos, entre los más bajos de la región.
Aunque hay más de 100 compañías procesadoras de lácteos, alrededor de 30 en todo el país son de gran tamaño y responden por cerca de 70% de las ventas totales del sector.
En este grupo están marcas con proyección nacional como Alpina, Colanta, Alquería, Algarra y Parmalat, pero vienen creciendo otras regionales como Coolechera, San Fernando y Colácteos.
Jorge Andrés Martínez, presidente de Asoleche, cree que el sector continuará con la dinámica de fusiones y adquisiciones.
«Creo que vamos a ver un proceso de consolidación de negocios a nivel nacional, pero también veremos que más empresas pequeñas, que se han desarrollado en nichos, continuarán compitiendo muy bien», explica Martínez.
Los dolorosos
Pero no solo ríos de leche y miel le esperan al sector lácteo colombiano. La fuerte competencia que existe en el país, en donde operan más de 900 compañías, hace que los niveles de innovación y control de costos sean cada día más exigentes.
En materia de innovación, las empresas le apuestan cada vez más a llegar a los consumidores que buscan mantener hábitos de vida saludables. Ernesto Fajardo, presidente de Alpina, sostiene que «hoy nos enfrentamos a consumidores que buscan hábitos de vida saludables y en esa medida una alimentación sana. Es por eso que las compañías del sector estamos llamadas a conocer a profundidad a nuestros consumidores para responder a sus expectativas y a las tendencias de alimentación en el mundo».
El año pasado Alpina realizó inversiones por unos $125.000 millones para ampliar su capacidad de producción, fortalecer su logística y expandir su operación en Estados Unidos.
Botero, de Grupo Gloria, explica que en un mercado tan competido, una de las principales estrategias es reducir al máximo los costos. Esto se logra manejando grandes volúmenes y ampliando el tamaño de mercado para aprovechar las economías de escala.
Por eso la queja recurrente entre los procesadores es el alto costo de las materias primas en Colombia: el litro al productor se paga a US$0,45, cuando en países de la región como Perú, Argentina o Uruguay este apenas es de US$0,20. Este nivel de costos hace que las empresas colombianas sean menos competitivas internacionalmente, y que la meta de aumentar las exportaciones se vea cada vez más difícil.
La dinámica del consumo anticipa un buen 2015 para el sector lácteo, pese a los nubarrones generados por los altos costos de producción. Un buen año para seguirles el paso a las consolidaciones.