Lo consumían los chinos hace unos 4.000 años y los habitantes de la Grecia antigua. Hasta los Cruzados, en medio de su campaña por recuperar el control de Tierra Santa se refrescaban con preparaciones en las que mezclaban nieve con jugos de frutas. Su composición fue mutando conforme al paso de los siglos, pero paladares de todo el mundo siguen eligiendo al helado como su postre favorito, sobre todo en épocas de calor. Dado que placer y salud no van de la mano cuando se cae en excesos, los nutricionistas recomiendan comerlo en forma moderada y ofrecen consejos para darse el gusto sin extralimitarse.
Con el verano pidiendo pista y las Fiestas a la vuelta de la esquina, la ingesta de helado sube al compás de la temperatura. En la estación más calurosa del año, lo comen ocho de cada diez argentinos, de acuerdo a un relevamiento realizado por TNS Argentina a pedido de la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (AFADHYA). Más de la mitad de la población lo hace al menos una vez al mes y, un cuarto de ellos, una vez por semana. El consumo anual per cápita es de 6,9 kilos (algo más de medio kilo al mes), según la encuesta realizada a más de 2.000 mayores de 18 años de todo el país. ¿Los sabores preferidos? El autóctono dulce de leche, y los internacionales chocolate y frutilla.
Cuánto y cada cuánto
La porción saludable de helado ronda los 125 a 150 centímetros cúbicos (un vasito chico de heladería o dos bochas) una o dos veces por semana, coinciden especialistas de la salud. Establecida la regla general, vienen las excepciones. No es lo mismo un sabor cremoso con agregado de nueces o salsa, que uno de fruta al agua ni uno light. Calorías, grasas y azúcares en cantidad de un lado, contra una opción más natural y fresca del otro.
El consumo anual per cápita es de 6,9 kilos (algo más de medio kilo al mes)
«Los sabores menos calóricos son los helados al agua y los más calóricos son los de crema (porque contienen más grasa) con agregados de chocolate, bombones, galletitas, frutas secas o deshidratadas, salsas, cremas, alcohol, extras de dulce de leche o golosinas. Las versiones light, en general, aportan la mitad de calorías que las tradicionales», apunta la licenciada en Nutrición Magdalena Herguis.
El tema: ¿cada cuánto darse el gusto? La médica Mónica Katz, creadora del movimiento No Dieta, considera que una pequeña porción «puede consumirse todos los días si así se elige, pero en ese caso debería ser el único postre del día». En la misma línea, Herguis sostiene que las personas que no tienen problemas de salud y llevan una alimentación saludable en el resto de las comidas podrían -en líneas generales- permitirse a diario una bocha de helado o un palito de agua y fruta. Y quienes desean bajar de peso pueden optar por 100 gramos de las versiones light (reducidas en grasas y azúcares) como postre o colación. «Los helados de crema convendría destinarlos para una o dos veces por semana (un vasito chico de heladería o taza tipo té del industrial)», afirma.
El «cuartito», al banquillo
El helado viene experimentando desde algunos años varios cambios, tanto en su composición como en su forma de consumirlo. Los sabores se multiplican en las pizarras y hay varias versiones de un mismo gusto según qué ingrediente especial incluya (dulce de leche natural, galletitas, granizado de chocolate, bombones, licores, etc.). Sumado a eso, la propagación del delivery mutó el escenario: la clásica hamaca acolchada en las puertas de las heladerías en la que uno tomaba su vasito bajo un toldo quedó relegada al museo y cedió su lugar a la intimidad del sillón de casa.
«Hace no más de tres décadas casi, el vaso más pequeño o de vez en cuando el cucurucho era el clásico recipiente solicitado y que nos bastaba para sentirnos satisfechos y alegres», refiere la doctora en Nutrición Viviana Baranchuk, en el trabajo «El lado más oscuro del helado», realizado hace unos meses por Fundación DAAT (Inteligencia en el Tratamiento de la Obesidad y la Diabetes), de la que es directora. «No sabemos cómo, ni cuando, ni por qué -continúa- ese clásico tamaño (el vasito) se fue transformando de a poco en otro que a la mirada de otros y en forma repetitiva llega a ser crónicamente el tamaño de un cuarto o, en casos sorprendentes para mí y habituales para otros, logra alcanzar el medio kilo por persona».
En esa investigación se analizó el aporte calórico de un cuarto kilo de chocolate tentación, cuya materia prima incluye yemas, leche, azúcar, crema, cacao, galletitas, nueces y dulce de leche. El resultado: 1571 calorías, lo mismo que cinco platos de fideos o 28 manzanas. Un caso extremo por sus añadidos. En promedio, el helado de crema aporta entre 150 y 350 calorías cada 100 gramos.
Un cuarto de chocolate tentación aporta 1571 calorías, lo mismo que cinco platos de fideos o 28 manzanas
Para Katz, autora del libro «No Dieta, Puentes entre la alimentación y el placer» y fundadora del equipo de Trastornos Alimentarios del Hospital Durand, el problema no es que se consuma un cuarto de vez en cuando, si no que «se transforme en norma de consumo y pase a ser la única forma de comer helado». Para Herguis, las personas con altos requerimientos de energía (deportistas, adolescentes) o sin sobrepeso, que se mantienen en movimiento y llevan una alimentación saludable estarían más habilitados a permitirse el pote esporádicamente. En cambio, «las sedentarias o con poco desgaste físico, que presenten sobrepeso o problemas de glucemia o azúcar en sangre, colesterol o triglicéridos convendría que reduzcan la porción». En caso de caer en la tentación, Baranchuk considera «importante realizar alguna caminata o ejercicio físico para quemar las calorías de más consumidas».
Darse el gusto sin caer en el exceso
El helado entonces es un placer que, con moderación, pueden permitirse casi todos y es posible disfrutarlo sin necesidad de llegar de rascar el fondo del envase de telgopor con la cucharita. Una opción más que saludable es, por ejemplo, mezclar una bochita con ensalada de frutas. Katz, además, aconseja:
– Comprar la porción que se va a consumir cada vez, ya que un kilo de helado para una persona comprado con la promesa de que quedara para mañana, es difícil de cumplir.
– Consumirlo utilizando todos los sentidos, no mientras trabajamos en la PC o mirando una película, porque comer es en sí mismo un comportamiento importante.
– Comerlo en compañía, ya que para los dietantes las calorías comidas a solas nunca existieron.
Recetas fáciles para hacer en casa
Por su parte, Herguis ofrece estas opciones para disfrutar del helado combinándolo con otros alimentos o para hacerlo en casa con ingredientes sencillos, livianos y saludables:
– Se puede optar por milk shakes (batidos) mezclando helado con leche o yogur o frutas.
– Helados caseros a partir de trocitos de fruta congelada (duraznos, ananá, melón, frutillas, cerezas, moras, frambuesas, arándanos, banana, etc.) procesadas con un poquito de agua o leche. Se consumen en el momento y puede ser a diario, como postre de almuerzo o cena.
– Una alternativa fácil es el yogur helado, que se consigue colocando yogur entero o descremado en cubeteras y al sacar del freezer se procesa con un poco de leche o frutas.
– Para hacer helados de palito caseros sólo se necesita un molde que se puede llenar con yogur, jugo de frutas, licuado de fruta y leche o agua. Opcional: con trocitos de fruta cortada quedan más vistosos.
– También se puede hacer helados de palito de leche con esencia de vainilla y azúcar o chocolatada. Ideal para los más chicos.