El 77% de los niños y el 42% de los adultos consumen menos calcio del recomendado
El descenso en el consumo de leche y productos lácteos puede tener su origen en las corrientes que han surgido en los últimos años, que aconsejan reducir o eliminar su ingesta al avanzar la edad del niño lo que puede tener una influencia negativa sobre su salud y sus hábitos nutricionales. Craso error, según la catedrática de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, Rosa Mª Ortega, para quien los los lácteos «son alimentos de elevado valor nutricional, cuya restricción en la dieta puede asociarse con diversos perjuicios nutricionales y sanitarios».
Asimismo, esta especialista confirma que, aunque el consumo medio de productos lácteos de la población es similar al aconsejado (2-3 raciones/día), los adultos y niños toman menos de las 2 raciones de lácteos por día aconsejadas. En concreto, el 77 por ciento de los niños y el 42 por ciento de los adultos consumen menos calcio del recomendado. Mientras tanto, otros estudio demuestran que los niños que toman más de tres raciones de lácteos al día, son un grupo minoritario, pero con un aporte más adecuado de calcio y otros nutrientes respecto a niños con un consumo inferior. «Deben ser analizadas las barreras que limitan el consumo de lácteos, buscando el máximo beneficios sanitario y nutricional», advierte. A su juicio, «los lácteostambién desempeñan un papel importante en la prevención de algunas enfermedades, dado que consumir las cantidades diarias recomendadas de leche y productos lácteos para cada edad, dentro de una dieta sana y equilibrada, puede ayudar a mantener la salud y prevenir algunas enfermedades como la diabetes tipo II, la hipertensión y la obesidad».
Prevención de enfermedades
Existen, según el presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición, Ãngel Gil, al menos, cinco razones por las que deberían cumplirse las recomendaciones de ingesta de leche y productos lácteos en todos los grupos de edad: «son los mejores aliados para los huesos, ayudan a controlar la presión arterial, previenen el sobrepeso y la obesidad, están asociados a una menor incidencia de diabetes tipo II y disminuyen los niveles de colesterol».
También defiende la ingesta de lácteos la profesora de Investigación «ad honorem» del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Manuela Juárez, quien recuerda que el contenido de ácidos grasos saturados de la grasa de la leche ha sido «indiscriminadamente» utilizado como argumento para relacionar la ingesta de productos lácteos con enfermedades cardiovasculares. Es más: Según Juárez, aseverada, hay evidencias científicas «contrastadas» que indican que el consumo de leche y productos lácteos bajos en ácidos grasos saturados pueden tener efecto «neutro o inverso» asociado al riesgo cardiovascular.
Otro que defiende sus bondades es el presidente de la Sociedad Española de Nutrición, Luis Moreno Aznar, quien explica que, según un reciente estudio realizado por el grupo «Helena», el consumo de leche y yogur en los adolescente se asociaba con menor cantidad de grasa total y abdominal, valorados mediante la medida del panículo adiposo y el perímetro de la cadera, respectivamente. Estos resultados coinciden, según el experto, con otros estudios como el de Framingham, lo cual parece indicar el efecto protector de estos alimentos en cuanto al desarrollo de obesidad y otras enfermedades asociadas, como la diabetes o la hipertensión. «La obesidad es una enfermedad que se puede prevenir y ello debería ser una prioridad, ya que los niños con obesidad tienen mayor probabilidad de presentarla también en la vida adulta», ha zanjado.