Es evidente que la lactancia materna tiene beneficios para el niño que la lactancia artificial no puede aportar de ninguna manera. La leche maternizada es leche de vaca con algunas modificaciones para intentar que sea más tolerada por el niño y que cubra en lo posible sus necesidades.
Está ampliamente demostrado que la lactancia materna fortalece el sistema inmune, protege el sistema gastrointestinal y contra las alergias.
La leche maternizada es leche de vaca en polvo, que para adaptarla a las necesidades del niño se ha sometido a los siguientes cambios:
«“ quitarle la mitad de proteínas
«“ disminuir la concentración de caseínas
«“ añadir lactosa hasta 7%
«“ añadir ácidos grasos esenciales
Lactante soñando con la leche de su madre, nada de leche de vaca
¡Sueña con la leche de su mami!
Sobre la leche maternizada
La leche maternizada tiene como principales inconvenientes la carencia de ciertos nutrientes y la alergenicidad.
«“ Carece de sustancias exclusivas de la leche materna, como ciertos hidratos de carbono, inmunoglobulina A, lipasa, ácido gammalinolénico (específico de la leche materna y necesario para el desarrollo del sistema nervioso).
«“ El contenido en minerales es bajo (salvo hierro, pero como carece de trasferrina, difícilmente podrá utilizar ese hierro).
«“ Contiene betalactoglobulina (no existe en la leche materna), siendo el principal problema que nuestro tubo digestivo no está programado para las proteínas bovinas, diferentes de las nuestras (por ejemplo, se ha visto que la kappa-caseína humana promueve la colonización de bacterias benéficas que protegen el intestino del niño).
«“ Lenta digestibilidad: una prueba de lo difícil que resulta la digestión de la leche maternizada para el lactante es que permanece en su estómago (y coagulada en grumos) más de una hora, cuando la leche materna sólo está 15 minutos.
«“Alergia: la alergia a la leche de vaca es muy frecuente, llegando a ser importante en el 5% de niños, precisando suprimir la leche de la alimentación. La alergia puede ocurrir al introducir las leches maternizadas, la leche de vaca, o incluso niños que sólo maman de la madre pueden sensibilizarse porque la leche materna vehiculiza proteínas de leche de vaca. La alergia se puede expresar inmediatamente tras haber tomado la leche, o de forma retardada, incluso meses después de haber comenzado el contacto, pero lo más normal es que no tarde más de una semana. Los síntomas más frecuentes (pueden aparecer aislados o combinados) son:
«“ En la piel: urticaria, dermatitis, angioedema»¦
«“ Digestivos: vómitos, diarreas, dolores cólicos, distensión abdominal»¦
«“ Respiratorios: cuadro asmático (son más raros).
«“ Shock anafiláctico: aunque es raro no es excepcional, se ha relacionado con casos de muerte súbita.
Es muy normal que el niño empiece a tener problemas que muchas veces no se relacionan con la leche, sobretodo cuando los síntomas no son digestivos (dermatitis, asma, mucosidad excesiva, resfriados frecuentes»¦).
El tratamiento es suspender la ingesta de proteínas de vaca: hay fórmulas de leches hidrolizadas, que tienen proteínas de vaca pero ya «rotas» en aminoácidos. Según el nivel de alergia es posible que tampoco las puedan tolerar. Las fórmulas más hidrolizadas, y por lo tanto menos alergénicas son muy caras y tienen mal sabor. Se consideran una mejor opción las fórmulas de soja (aunque tenemos nuestras reservas), tratadas de forma específica para hacerlas bien digestibles y completas nutricionalmente.
La intolerancia a la leche de vaca puede ir unida a otras intolerancias alimenticias, principalmente a la proteína del huevo o del gluten. Y pueden sensibilizarse con inhalantes. El 70% de los casos remiten al cabo de 2 años, conforme el sistema inmunitario va madurando. El resto no pueden tomar nada de proteínas de leche de vaca, debiendo tener mucho cuidado con los productos elaborados, que con mucha frecuencia las contienen ocultas en su composición.