Los cuatro que lean este blog supongo que serán de España, así que seguramente crean que es normal que las personas tomemos leche (¡me refiero a ya siendo adultos, por supuesto!), lo que es normal en occidente. Si hay algún hispanohablante de América ya sabrá que esto no es así por allí»¦
La verdad es que la mayoría de la población humana global es intolerante a la leche, en concreto, a la lactosa. Como mamíferos que somos, estamos programados para generar una enzima, la lactasa, que descompone la lactosa en glucosa y por lo tanto la hace una fuente de energía»¦ cuando somos niños. Como norma, a partir de los 4 años ya se genera poca lactasa, y la producción va decayendo hasta desaparecer cuando se es adulto, cuando por lo tanto tomar leche puede causar diarreas y vómitos.
Entonces, ¿cómo es que unos humanos sí podemos y otros no tomar leche siendo adultos?
La respuesta ha venido, igual que tantas otras cosas, de estudios genéticos: analizando y comparando el genoma de grupos humanos de todo el mundo, se puede recrear el árbol filogenético que explica de dónde venimos las familias que hemos sobrevivido hasta hoy día, resaltando además qué partes tenemos todos en común y qué otras partes no.
En el origen común de todos los humanos, no éramos tolerantes a la lactosa. Pero hace solamente 400 generaciones (~10.000 años), apareció una mutación concreta en el cromosoma 2 (en un gen dominante) que desactivaba la parada programada en la generación de lactasa.
Aunque la mutación aparecería probablemente varias veces de forma independiente, en al menos una ocasión el mutante fue favorecido por su capacidad de beber leche. Favorecido en sentido darwiniano quiere decir que tuvo más probabilidades de llegar a edad de tener descendencia, y así pasar la mutación a sus hijos, y éstos a los suyos, etc»¦ hasta hoy.
Las hipótesis más comunes son que en épocas de escasez de alimento los humanos de los pueblos que criaban ganado tomarían leche a falta de otros víveres. Además de aportar nutrientes, la leche no tiene podría ser menos propensa a contener infecciones como en ocasiones tiene el agua, así que está clara la ventaja de beberla.
La mutación es muy rara en las comunidades que no tuvieron tradición de pastoreo, como en China (donde sólo la tiene el 1%). En Ãfrica también es bajo el porcentaje de personas que toleran la lactosa, menos en algunas comunidades con tradición de pastoreo. Sin embargo, parece que en estos grupos tienen tres versiones distintas de la mutación, lo que demuestra que apareció de forma independiente.
En resumen: que algunos de nosotros toleremos beber leche de adultos es sólo una muestra más (de las innumerables) del largo camino evolutivo de nuestra raza (por cierto, sí, los humanos sólo somos una raza).