Antes de empezar cabe mencionar que el queso de oveja es uno de los más consumidos en España junto a los países Mediterráneos como Italia, Grecia o Francia.
Se ha demostrado científicamente que la leche cruda de oveja tiene beneficios para la salud, por lo que el queso de oveja no podía ser menos, entre otras propiedades, porque el queso de oveja posee una mayor cantidad de minerales y vitaminas que el queso de vaca. Pero posee otros muchos beneficios:
El queso de oveja tiene los suficientes aminoácidos necesarios para que el organismo funcione perfectamente.
Una ración de queso de oveja nos permite cubrir las necesidades (cantidad diaria recomendada) de nutrientes que nuestro organismo necesita.
Es más digestivo que otros quesos, ya que la leche de oveja contiene menos lactasa que la de vaca.
Es muy nutritivo ya que es rico en grasa, que nos aporta energía, y proteínas, fundamentales para mantener los músculos.
Es una principal fuente de calcio, mineral fundamental tanto para los huesos como para los dientes.
El queso de oveja también ayuda a nuestros dientes reduciendo la placa bacteriana y estimulando la producción de saliva, lo que favorece a su vez a nuestro sistema digestivo.
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«Queso de oveja zamorano»
Contiene una gran cantidad de acido fólico, lo que es muy recomendable para las embarazadas, siempre y cuando el queso este pasteurizado.
Los ácidos grasos del queso de oveja (omega 3 y ácido linoleico) son esenciales para el crecimiento y beneficiosos para el sistema cardiovascular, inmunológico y nervioso, además de tener propiedades anticancerígenas.
Posee alto contenido en minerales, especialmente en hierro, zinc, calcio y fósforo, por lo que previene la anemia, la osteoporosis y la descalcificación. Además fortalece el cabello y la piel.
Por lo tanto, es bueno consumir habitualmente queso de oveja aunque hay que señalar que debido a su alto contenido en grasa y sodio, las personas con problemas de sobrepeso, colesterol o hipertensión deben moderar su consumo.