Los orígenes del yogurt griego no son del todo claros pero se cree que los primeros yogures fueron elaborados por pastores nómadas hace más de 4500 años AC, como resultado de la fermentación espontánea de la leche que guardaban en bolsas hechas de piel de animales, especialmente de piel de cabra, o hechas de los estómagos de los mismos.
Se sabe que con el paso de los años en Grecia el consumo de yogurt se extendió, desarrollando variedades y perfeccionando sus propias recetas hasta lograr sus actuales características distintivas: la cremosidad y el sabor distintivo del verdadero y ogurt griego.
Esta maravilla griega, de placer saludable, adquirió fama en el continente europeo con los viajantes del siglo XIX, quienes incluían este yogurt en su dieta, atribuyéndoles grandes beneficios, entre ellos, ser un excelente purificador de la sangre, beneficioso en prevención de tuberculosis y la disminución de problemas intestinales, entre otros.
Sabías que»¦
La variedad griega de yogur tiene más sabor que el yogur regular. Además, no cuaja a altas temperaturas, por lo tanto, se puede añadir a los platos calientes, a diferencia del yogur regular.
El secreto de esta variedad de yogur es que carece de suero de leche, lo que lo hace más cremoso y denso, aunque con una consistencia más suave.
Su alta concentración de proteínas lo convierte en el alimento idóneo para las dietas que buscan reducir el peso corporal.
Su bajo nivel de sodio, lo convierte en alimento ideal para adultos mayores. El sodio consumido en exceso puede desequilibrar la presión arterial, afectar los riñones y el corazón.