Cómo hacer helados caseros

Ya llega el calor, y qué mejor forma de combatirlo que con un delicioso helado. Desde hace algunas semanas en la sección de congelados de muchos supermercados se ha visto incrementada la oferta de helados, y es que son pocas las personas que pueden resistirse a ellos.

Por eso, hoy os vamos a contar cómo hacer helados caseros en casa, de manera sencilla y, lo mejor de todo, es que os vamos a enseñar cómo hacerlos sin necesidad de una heladora.

De hecho, para hacer helados caseros solo necesitamos un cuenco metálico para congelar la crema, unas varillas y los ingredientes necesarios para cada helado.

Cremas

Para hacer cualquier sorbete, o helado, necesitamos partir de una base que puede estar elabora con distintos ingredientes. A continuación os presentamos algunas de las más utilizadas:

Crema inglesa, elaborada principalmente a partir de azúcar, leche y yema de huevo, y aromatizada con distintos ingredientes como canela, especias, hierbas aromáticas, etc.

Cremas de yogurt con fruta congelada o al natural

Cremas de nata montada, más conocida como chantilly, a la que se le incorporan diversos ingredientes; chocolate, frutas, etc.

Cremas elaboradas con queso, a las que se les puede añadir frutas u otros ingredientes aromatizantes

Licuados o zumos de frutas frescas o en almíbar

A estas cremas se pueden sumar muchas otras, de hecho, casi cualquier crema puede ser convertida en un sorbete o helado. Lo único que debemos tener en cuenta es que para conseguirlo, debemos usar un alto contenido de azúcar, ya que en frío el sabor dulce se atenúa, por lo que una crema que en caliente puede parecer muy dulce, una vez se haya enfriado, puede parecernos insípida.

A la hora de aromatizar nuestro helado es preferible hacer uso de ingredientes naturales, como es el caso de la gran variedad de frutas que podemos encontrar en esta época. Intentaremos que sean piezas con un sabor intenso, lo que nos permitirá obtener un helado de gran sabor sin necesidad de elevar demasiado la cantidad de azúcar. Otra opción es hacer uso de licores, que combinan perfectamente con diversas frutas y cremas. Si el helado va a ser consumido por niños, evitaremos el uso de este tipo de ingredientes.

La elaboración casera del helado

Cuando ya tengamos hecha la crema, la depositamos en un recipiente metálico. Introducimos éste en el congelador y lo dejamos reposar hasta que comiencen a formarse los primeros cristales. En ese momento, sacamos el recipiente del congelador. Con una varilla, o un tenedor, removemos la crema hasta romper los cristales de hielo. Esta acción nos permitirá conseguir una crema con una textura cremosa. Seguidamente, metemos de nuevo el cuenco a la nevera y volvemos a dejar que la crema repose durante otra hora o hasta que, de nuevo, comiencen a formarse cristales. En ese momento, volvemos a sacar el recipiente y mezclamos para romperlos. Este proceso lo repetiremos varias veces, hasta que veamos que el helado queda cremoso.

Hay otra forma que nos permite hacer el helado en menos tiempo. Consiste en dejar que la crema se congele por completo durante varias horas. Luego se rompe en trozos y se trituran con un robot de cocina hasta que quedan hechos una crema. Por último, se vuelve a meter en el congelador.

Conservar helados

Una vez que tenemos listo el helado, lo pasamos del cuenco de metal a un recipiente de plástico con cierre hermético, ya que es la mejor manera de evitar que coja olores de otros alimentos que tengamos almacenados en el congelador.

Los helados caseros no contienen conservantes, por eso debemos consumirlos en unos pocos días.

Servir los helados

Con el fin de conseguir una textura más suave, lo mejor será que saquemos el helado del congelador unos 15 ó 20 minutos antes de servirlo. Si nos hacemos con cucharas para helados de diferentes tamaños, podremos hacer presentaciones muy atractivas en las que alternen bolas de distintas dimensiones. Si no es nuestra pretensión servir el helado de este modo, nos podemos apañar con una simple cuchara. A la hora de llevarlos a la mesa, los podemos acompañar de siropes, helados, coulis de frutas, unos barquillos, o, como también es habitual, podemos servir el helado dentro de un líquido caliente, como chocolate, para lograr un magnífico contraste de temperaturas y texturas.