Aunque no se sabe a ciencia cierta cuándo tuvo su origen el consumo de leche de animales domésticos, existe evidencia de vacas que fueron ordeñadas tan lejos como 9 mil años antes de Cristo. En varias partes de la Biblia se hace referencia a leche, mantequilla, y queso (Génesis 18:8; Deuteronomio 27:3). De hecho, los que escribieron el Libro Sagrado mencionan la leche en más de 30 ocasiones en el Antiguo Testamento.
La estampa más antigua de ordeño está en un panel de piedra de cuatro pies de largo, en el cual aparecen vacas con sus becerros, hombres que las ordeñan, y unas jarras altas en las cuales echan la leche ordeñada. Este panel se encontró en las ruinas de un templo en Ur, cerca de Babilonia, y se estima que tiene entre 5,500 a 6,000 años de hecho. Para el año 4 mil antes de Cristo la civilización egipcia dejó evidencia de tres tipos de ganado – con cuernos, sin cuernos y jorobado en la que también daban información de los productos lácteos de consumo en ese tiempo.
En Europa se encontraron esqueletos de ganado y equipo de hacer quesos usados alrededor de 4 mil años antes de Cristo. Por otra parte, registros griegos y romanos, tan antiguos como 1,550 años antes de Cristo y 750 años antes de Cristo respectivamente, muestran que la leche, mantequilla y queso eran todos artículos esenciales en la dieta diaria de la población. Los romanos utilizaban los productos lácteos como artículos importantes para el comercio. Desde Roma, el conocimiento de los productos lácteos se esparció por toda Europa. Las vacas lecheras se encontraban en ese continente desde el principio de la Era Cristiana. Las vacas y sus productos eran tan importantes para estos pueblos que la prosperidad y riqueza se medían en términos de cantidad de ganado.