10 CONSEJOS PARA CONSERVAR Y SERVIR EL QUESO

Para poder apreciar todo el sabor y cualidades de un buen queso es muy importante que su conservación sea la adecuada para que se mantenga en perfectas condiciones, ya que el queso es un producto natural y vivo que sigue desarrollándose a lo largo de su vida y necesita un cuidado especial. Igualmente debemos tener en cuenta cuál es la forma más adecuada de cortarlo y servirlo.

Desde QuesoAdictos te damos unos sencillos consejos para que sepas cómo conservar el queso en tu casa y cómo servir el queso para degustarlo y disfrutar al máximo de todas sus propiedades.

CÓMO CONSERVAR EL QUESO

El queso se ha de guardar en las mismas condiciones en que se madura. Las condiciones idóneas para la conservar el queso es una temperatura de entre 5 y 10 ºC y un porcentaje de humedad del 85 «“ 90%. Los quesos duros y semiduros se almacenan en temperaturas de alrededor de 8 a 13 ℃.

En casa, se recomienda guardarlos en la parte menos fría de la nevera, excepto los cremosos, que se conservan mejor en el cajón de las frutas.

El queso nunca ha de congelarse, pues con este proceso pierde su aroma, sabor y textura.

Una vez empezado, el queso debe guardarse para evitar que se reseque envuelto en un paño humedecido o film de plástico sin apretar y tapando únicamente, la parte de la pasta del queso que quede al aire, y no la corteza, ya que a través de esta es por donde respira el queso. También se puede guardar envuelto en papel parafinado dentro de una bolsa de congelación, para no perder la humedad y mantener la circulación de aire. Otra forma buena de conservarlo es en una fiambrera hermética. Cuanto más curado sea el queso, más tiempo se puede conservar.

No se debe guardar el queso con otros alimentos de olor fuerte, ya que puede absorber otros aromas y estropearse. Los quesos azules deben mantenerse siempre separados para evitar que las esporas de moho pasen a otros quesos y alimentos.

CÓMO SERVIR EL QUESO

Los quesos deben sacarse de la nevera entre 30-60 minutos antes de servir para que se atemperen y poder apreciar así todo su olor, sabor y textura. Para su consumo la temperatura idónea es de aproximadamente 22 ºC.

Cortar sólo lo que vaya a utilizar y devolver el resto a la nevera. Cubre ligeramente con un paño de cocina húmedo, una envoltura de plástico o una campana o quesera el queso cortado hasta la hora de servir para evitar que se seque.

La forma de cortar un queso depende en gran medida de su forma, tamaño y textura. Además, hay que tener en cuenta que en cada corte debe ir parte de la corteza y del corazón, pues el gusto no es uniforme en toda la superficie. Los quesos redondos se cortan en cuñas, como un pastel. Los quesos alargados se parten en lonchas individuales o barritas y los untables, cremas de queso o tortas, se sirven en pieza.

Los quesos de pasta blanda se presentan en una porción grande, para que cada comensal se sirva la cantidad deseada. A los quesos curados se les hace un corte en cuña y triangular con un grosor de 5 a 10 mm. Los quesos cremosos se cortan en lonchas pequeñas con un grosor mínimo de 5 mm. Para cortarlos mejor, se recomienda introducir la hoja del cuchillo en un recipiente con agua caliente para que se despegue del queso fácilmente. Los quesos azules se presentan en pequeños dados o bloques. Los quesos muy duros se parten en trozos o lascas.

En general, se elimina la corteza, excepto cuando ésta es comestible como en el Brie o el Camembert.

Se debe usar un cuchillo para cada queso para evitar la mezcla de sabores.

En general, podemos resumir que lo mejor es comprar quesos enteros o en cuñas envasadas al vacío y mantenerlos en estas condiciones hasta que se vayan a consumir. Si sigues nuestros consejos de conservación y consumo, podras disfrutar al máximo de tus quesos favoritos.

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