En agosto de 2014, la doctora Cecilia Westbrook de la Universidad de Wisconsinm en Estados Unidos, presentó un proyecto que ha sido cuestionado en la reconocida casa de estudios superiores: un yogurt hecho de la mezcla de bacterias vaginales fermentadas con leche.
La doctora descubrió antes que hay recetas de cocina que incluyen esperma. Para preparar este yogurt, Westbrook retiró con una espátula parte de su flora vaginal y la dejó fermentar durante una noche. Al día siguiente, combinó el contenido con leche natural y lo probó.
El producto (que acompañó con zarzamoras) tenía un sabor «fuerte y amargo» y se parecía a un «yogurt indio». «Quedé sorprendida por lo poco que sabía acerca de la flora vaginal. Sobre eso solo hay uno o dos grandes estudios, pero lo interesante es que solo recogen información sobre mujeres blancas», dijo al portal Jezebel.
Tras las primeras pruebas, Cecilia Westbrook pensó que la escasa información podría ser un indicativo de que las personas de diferentes etnias podrían tener otro tipo de flora, razón por la cual preparó un segundo lote de yogurt.
El experimento no consiguió ser avalado por la Universidad de Wisconsin, debido a que un equipo de especialistas señala que su consumo podría ser dañino en cierta medida.
Larry Forney, microbiólogo de la Universidad de Idaho, sostiene que pese a que la flora vaginal tiene lactobacilos (microbios que se usan para la fermentación de la leche, queso y yogurt), también posee bacterias que podrían ocasionar enfermedades.