Este artículo nos explica como hacer un rico yogur griego casero, también nos habla de las propiedades, beneficios e inconvenientes de este rico yogur.
El auge del yogur griego
Originario de este país, se ha puesto muy de moda en los supermercados occidentales gracias a una agresiva campaña de publicidad (no lo olvidemos) y a que es uno de los alimentos lácteos favoritos en Estados Unidos.
El yogur griego es ligeramente diferente al convencional y, según se mire, tiene unos indudables beneficios, pero eso no quita para que, en algunas circunstancias, no se aconseje su consumo. Entonces, ¿esto significa que el yogur griego es un alimento perjudicial?. Como siempre, sí y no. Ni mucho menos te vas a envenenar si te tomas este delicioso preparado lácteo. Todo lo contrario, disfrutarás aún más que con uno normal, ya que es más cremoso, suave e, incluso, dulce. Pero, de ahí a que sea el yogur perfecto hay bastantes pasos y ni mucho menos es más saludable que el convencional. Y eso, ¿por qué?
Propiedades y beneficios
Por supuesto, tiene sus beneficios, que se publicitan continuamente, pero también tienes que tener en cuenta sus características específicas para valorar si te conviene. Ten siempre presente que:
El yogur griego tiene casi el triple de materia grasa que el convencional. Por tanto, es altamente calórico y no apto para dietas en las que se prime un mínimo control de peso. El que sea doblemente proteínico no lo hace necesariamente adecuado para este tipo de menús, ya que, a priori, suponemos que una persona con problemas con la báscula no tiene ninguna dificultad para acceder a alimentos básicos. Como orientación, ten en cuenta que un yogur desnatado suele tener entre 40 y 70 calorías por tarro, uno normal alrededor de 100 y uno griego bastante más ¡Mira siempre la etiqueta!
A su favor tiene que ese mayor contenido graso es el que propicia que se multipliquen los bacilos presentes en estos alimentos. Esto es, al tener más bacterias amigas, también son mayores sus beneficios saludables.
Está hecho siempre con leche de vaca (normalmente) o cabra (más digestiva) y, por tanto, contiene lactosa.
El yogur griego apenas contiene suero láctico (el líquido que se queda encima de estos productos). Casi todos los micronutrientes se concentran aquí, incluido el calcio. Además cuanto más contenido en grasa, también más alto en sodio.
Por último, los amantes del medio ambiente y la ecología ya saben que en el proceso de fabricación de algunos yogures griegos se vierten ácidos perjudiciales para los acuíferos y la vida en ellos. Por eso es mejor hacerlo de forma casera. Damos las instrucciones un poco más adelante.
¿Significa esto que tenemos que desterrar el yogur griego de nuestra dieta?
Ni mucho menos. Es un alimento que puede incorporarse a los menús diarios, incluso de los pequeños, como habitual, pero teniendo en cuenta siempre las claves apuntadas anteriormente.
Está delicioso, es suave, sirve para hacer salsas (ya que no se corta) y funciona bien como ingrediente de tartas, panqueques, tortas y postres dulces.
Hacer yogur griego casero
Para preparar un rico yogur griego casero lo más fácil es utilizar un yogur normal al que se le añade un litro de leche entera. Excepcionalmente, puedes incorporar un vaso de nata líquida (cuidado con las calorías). Hay que mezclarlo todo en un cacharro y remover bien.
Poner al fuego hasta que hierva. En ese momento, hay que bajar la intensidad e ir removiendo sin parar durante unos 15 minutos hasta que vaya espesando y perdiendo líquido. Una vez que se haya enfriado guardar en el congelador y, para rematar, batir hasta que se haga una espuma muy espesa.
Como puedes leer, Yogur griego es un yogur más cremoso y graso que el normal. También es más dulce, suave y delicioso.