Una micotoxina con características carcinógenas, que puede generar daños irreversibles y que está presente en la leche, es estudiada por un grupo investigador de la UN en Medellín, dedicado a la exploración sobre la calidad de la leche y de algunos lácteos producidos comercialmente en la ciudad.
La investigación que realiza el Laboratorio de Venenos Naturales de la UN en Medellín, permitirá que en exploraciones a lácteos se evidencie si hay presencia de la aflatoxina M1, un tóxico producido por hongos y en este caso, como especie particular de mohos, sea detectada.
«Es carcinogénica, produce daños irreversibles, una mayor disposición al ataque de agentes patógenos, es decir que baja las defensas. También produce en las mujeres en embarazo daños en el feto», explicó la profesora María del Socorro Yepes Pérez, coordinadora del Laboratorio de Venenos Naturales.
Las micotoxinas son tóxicos producidos por hongos, en este caso son una especie particular de mohos. «No todos los mohos producen micotoxinas sino que hay algunas cepas que son toxigenitas (producen toxinas y que afectan el organismo) y hay muchas condiciones del medio que propician que ellas se produzcan. Se conocen 400 aproximadamente, creo que nos falta por descubrir muchas otras», dijo.
Aclaró que si bien se reconoce la presencia de la toxina, su caracterización demandará la adecuación de una técnica especial que permitirá reconocer su presencia y condiciones. Este trabajo, en el que participa un grupo interdisciplinario de estudiantes de pregado de Ingeniería Biológica, será fundamental para determinar la presencia de la aflatoxina M1.
Según resaltó Yepes Pérez, luego de encontrar el método para medir esta toxina, la idea es divulgar los resultados en las empresas lácteas y generar conciencia entre productores y consumidores.
«La idea es concertar una propuesta a la Alcaldía para trazar políticas de salud pública con respecto al tema, para eso hay que contar con algo sólido, tener el análisis, aunque tenemos que hacer alianza con otro laboratorio», dijo.
La docente aclaró que no se trata de hacer una alarma general a la sociedad porque son pocos conocidos los casos de afectación por esta toxina, pero que deben ser considerados porque afectan sobre todo a poblaciones como los niños y ancianos.
«No podemos hablar de que se va a presentar una epidemia propiamente dicha, sino que esto se puede presentar de una manera muy particular, puede ser un problema que se presenta solamente en un hogar o en un barrio, pero como no es contagioso, la gente de pronto lo ignora», sentenció.
Según la docente, el estudio de toxinas en los alimentos es muy estricto, sobre todo, en países desarrollados de Europa. Pero Colombia está atrasada en el tema.
«Desafortunadamente nuestro país no tiene una normatividad que obligue a los comerciantes a distribuir unas materias primas, unos productos alimenticios de buena calidad. Hay una mayor preocupación por la producción a nivel industrial y es por eso que muchas veces los análisis se hacen para concentrados o para materia primas que están destinadas para consumo animal», concluyó la docente.