El paso a leche de un grupo de antibióticos bastante importante utilizados en diversas infecciones, entre las que se incluye la mastitis, y que están considerados como residuos en leche, depende de esta proteína.
Según publica DiCYT en su página web, el Grupo de Investigación Aplicaciones Biológicas de Fármacos (Biolfar) de la Universidad de León (ULE), dirigido por Julio G. Prieto, trabaja en una línea centrada en la proteína transportadora ABCG2/BCRP que se expresa en la glándula mamaria de los rumiantes y participa en el transporte de fármacos y toxinas a la leche.
Las investigaciones en torno a esta línea se iniciaron en 2004 y han continuado a lo largo de tres proyectos del Plan Nacional de I+D+I. En la actualidad está en desarrollo el cuarto, titulado Función y modulación del trasportador ABCG2/BCRP y sus polimorfismos en rumiantes: excreción de fármacos y nutrientes en leche, del que es investigadora principal Gracia Merino y cuya conclusión se producirá este año.
Una de las investigadoras del Grupo, Ana Isabel Ãlvarez, explica el interés por trabajar en este sentido. «Iniciamos esta investigación motivados por la importancia económica y sanitaria que tiene la presencia potencial de residuos de fármacos en la leche debido a que suponen pérdidas económicas para los ganaderos y pueden generar resistencias a antibióticos en los consumidores. La identificación de uno de los principales factores implicados en este proceso es por tanto vital para diseñar estrategias que controlen la presencia de residuos farmacológicos en leche».
La investigación realizada en estos casi 12 años ha permitido al grupo profundizar en cómo funciona el transportador en vacas Holstein. En algunos de estos animales, este transportador ABCG2/BCRP presenta un polimorfismo que hace que la proteína aumente su función, es decir, «que sea más activa en el transporte provocando la presencia de más cantidad de antibiótico en la leche». El equipo también ha demostrado cómo se puede reducir la cantidad de antibiótico en leche mediante la dieta utilizando inhibidores del transportador en ovejas.
«Sabemos que el paso a leche de un grupo de antibióticos bastante importante utilizados en diversas infecciones, entre las que se incluye la mastitis, y que están considerados como residuos en leche, dependen de esta proteína. Además, también hemos profundizado en el control de su secreción mediante inhibidores. Estos inhibidores son compuestos que pueden formar parte de la alimentación de los rumiantes que, además, pueden considerarse biosaludables en la alimentación humana (soja y lignanos). Para que actúen como inhibidores, tienen que administrarse en la dieta de los animales cierto tiempo, por lo que sus niveles en leche aumentan a la vez que disminuyen los de los fármacos», precisa la investigadora.
El proyecto actual, que está cerca de su finalización, ha permitido conocer que ciertos compuestos endógenos aparecen en leche en mayor cantidad en las vacas portadoras del polimorfismo. Así, el objetivo del grupo es diseñar un nuevo proyecto en los próximos meses para seguir profundizando en estos resultados y proponer nuevos objetivos