Después del primer cumpleaños, muchas mamás introducen en la dieta de los niños la leche de vaca y algunas notan que sus hijos se sienten mal poco después de consumir cualquier tipo de lácteos.
Si tú eres parte de ese grupo de mamás que sospechan que su pequeño es intolerante a la lactosa, los siguientes consejos te ayudarán a detectar a tiempo tiempo si es posible que tu hijo padezca este trastorno.
Es vital saber que la intolerancia a la lactosa no es lo mismo que ser alérgico a la leche de vaca (en específico a la proteína que contiene). Aunque sus síntomas se parecen, son dos problemas muy diferentes ya que el primero es un trastorno digestivo, mientras que el segundo involucra reacciones más complejas del sistema inmune.
¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
En nuestro cuerpo tenemos una enzima llamada lactasa, que se encarga de la digestión del azúcar de la leche, también conocida como lactosa. Cuando existe una deficiencia de lactasa, nuestro cuerpo no es capaz de absorber la lactosa y esta se queda en el tracto intestinal, por lo que termina causando malestares digestivos.
Aunque la mayoría de los niños no son intolerantes a la lactosa por naturaleza, cuando consumen un alto contenido de la misma, su sistema digestivo se puede ver sobresaturado ya que no existe la suficiente lactasa para descomponer la lactosa.
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¿Cómo detectar si mi hijo es intolerante a la lactosa?
Si tienes sospechas de que tu pequeño tiene problemas para digerir cualquier tipo de lácteo, pero no estás segura, además de consultar con tu médico, te aconsejamos seguir estos prácticos tips.
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#1 Revisa los síntomas más comunes
Los síntomas más comunes de los pequeños que tienen algún grado de intolerancia a la lactosa son:
Inflamación en el área abdominal
Gases
Diarrea
Retortijones
Está muy inquieto
Náuseas
Mal humor
Es importante que lleves un control de las reacciones que tu pequeño tiene después de ingerir sus alimentos, sobre todo si estos incluyen productos con lactosa como derivados de la leche.
Te recomendamos crear un diario de alimentación durante una semana, donde anotarás las comidas de tu hijo y la manera en que su cuerpo respondió a las mismas.
Comienza la evaluación 30 minutos después de la comida y hasta dos horas más tarde. No olvides ser descriptiva en lo que registras, recuerda que cuando asistas con tu médico, éste te preguntará a detalle cada reacción de tu pequeño.
#2 Test de eliminación
Una vez que corroboraste los síntomas, te sugerimos hacer un test de eliminación. ¿Cómo? Muy sencillo: quitando los productos lácteos de su dieta por dos semanas; esto es para ver si los malestares persisten, disminuyen o se acaban por completo.
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Durante esta primera etapa del test es importante que sustituyas la leche, derivados lácteos o alimentos con lactosa, con opciones saludables que respondan a las necesidades de crecimiento de tu hijo. Puedes optar por leche en polvo deslactosada (1-3 años), que además de ser fortificada, tienen elementos especializados (probióticos-prebióticos) que ayudan a proteger la pancita de tu peque.
Después de esas dos semanas, vuelve a introducir alimentos lácteos en la alimentación de tu hijo, pero RECUERDA, debe de ser en cantidades pequeñas para no causar una saturación de lactosa en su cuerpo.
#3 Consulta con el pediatra
No olvides que tu pediatra te puede asesorar y responder todas tus dudas, sobre todo después de hacer el test de eliminación. Lleva contigo el diario de alimentación y platícale tus inquietudes.
De ser necesario, él te referirá con un especialista que pueda hacer una prueba más a fondo de la intolerancia a la lactosa (test de hidrógeno espirado, acidez de la deposición, test sanguíneo, entre otros).
Además el pediatra puede ayudarte con ejemplos específicos de alimentos que ayudarán a que tu pequeño obtenga los nutrimentos necesarios para su crecimiento y desarrollo.
¿Qué sigue?
Prueba y error
El grado de intolerancia a la lactosa varía de pequeño a pequeño, por lo que probablemente tendrás que experimentar con el nivel de lácteos que el cuerpo de tu hijo es capaz de manejar adecuadamente.
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Alimentos especializados
Plática con tu pediatra sobre los alimentos especializados (deslactosados) que existen en el mercado y que están diseñados específicamente para la etapa en la que se encuentra tu hijo.
Aunque él ya se siente un niño grande y anda de un lado a otro, tú debes tener en cuenta que todavía está pequeño, asegúrate de darle bebidas y alimentos que tengan los nutrimentos que su cuerpo necesita para desarrollarse plenamente.