Realidades sobre la grasa de los lácteos

A la gran mayoría de personas cocinar con mantequilla o tomar nata a diario les hace pensar inmediatamente en obesidad y arterias obstruidas. Así de hondo ha calado el mensaje que en las últimas décadas ha querido culpar a las grasas saturadas de todos los problemas relacionados con la epidemia de obesidad y diabetes que nos persigue. Luego hay otros sectores de tendencia vegetariana que han querido ver en los derivados lácteos al mismísimo demonio, culpándolos de las más diversas enfermedades.

Por suerte para todos, obtener datos REALES y ESPECÍFICOS de estudios científicos que comparan a personas que consumen lácteos con otras personas que no los consumen o los consumen desnatados, puede (y debe) ayudarnos a enfrentar la realidad de que el consumo de grasa láctea no solo no está relacionada con obesidad o diabetes, sino que puede protegernos del sobrepeso y de cualquier enfermedad metabólica.

quesos

Cuando se realiza un único estudio científico los datos pueden ser escasos para tener una visión global del tema a tratar y siempre pueden ser interpretados según las ideas personales de los investigadores implicados. Pero si 4 ojos ven más que 2, analizar varios estudios, ofrece muchos más datos, que quizás anteriormente no han sido tenidos en cuenta y a la vez puede resultar en otra interpretación de esos datos sin necesidad de volver a realizar los ensayos. Es lo que se conoce como un metaanálisis, un estudio de diferentes ensayos clínicos con el objetivo de extraer datos en conjunto.

Y un metaanálisis o revisión de estudios es lo que Guyenet y colegas han realizado, para analizar los datos de personas que consumen dietas en las que se incluyen grasas lácteas y su relación con la obesidad, enfermedades cardiovasculares, metabólicas, diabetes y salud en general. También discuten de que modo funcionan esos nutrientes en el organismo y los procesos metabólicos que desencadenan. Otra parte del estudio intenta responder si las grasas lácteas de animales criados a la manera tradicional con pasto, son mejores que los convencionales ya que existen grandes diferencias en la composición de ácidos grasos de los lácteos de animales que pastan con animales criados a base de piensos.

mantequilla nutricion

En relación con la obesidad:

Revisando 16 estudios científicos, han podido concluir que un alto consumo de grasas provenientes de derivados lácteos no se asociaba con obesidad, sino que justamente al contrario en 11 de los 16 estudios el porcentaje de grasa corporal de aquellos que consumían mantequilla y nata era menor o aumentaba en menor proporción durante el tiempo en que duraba el estudio, que las personas que tomaban otro tipo de grasas.

Lo más sorprendente es que quienes consumían lácteos desnatados ganaban más peso y grasa corporal que aquellas personas que tomaban lácteos enteros.

En relación a la salud metabólica:

Un alto consumo de grasas de productos lácteos no se asocia con una peor salud metabólica, y contrariamente a lo que nos dicen las normas nutricionales actuales, en 6 de 11 estudios se asociaba con mejor salud metabólica

En relación a la diabetes:

No se demostraba relación entre el consumo de lácteos altos en grasa y el riesgo de diabetes. En 3 estudios de los que revisaron la relación entre lácteos y diabetes era preventiva ante el riesgo de sufrir la enfermedad. Y justamente eran los desnatados los que más incremento en desarrollar la enfermedad presentaban. Pero en 3 estudios los datos eran contradictorios al indicar mayor aumento de grasa corporal y es un factor de riesgo para la diabetes.

En relación a la enfermedad cardiovascular:

En varios estudios no hay relación entre el consumo de lácteos y enfermedades cardiovasculares, en algunos parece perjudicar y en otros estudios revisados la relación es protectora. Lo que da a entender que algunos estudios pueden ser limitados o interpretados de forma errónea.

NATA

Concluyendo y pese a lo que habitualmente se cree, las grasas lácteas no tiene un impacto negativo sobre el riesgo de obesidad, problemas metabólicos, diabetes o enfermedades cardiovasculares. E incluso un alto contenido de grasa láctea puede proteger contra la obesidad, teniendo presente la calidad de estos lácteos y como se consumen (no es lo mismo comer queso curado que queso en pizza).

Como bien dice Guyenet, esto no significa que debamos comer mantequilla en todas las comidas, solo indica que no hay que pensar que la mantequilla es peor que otras grasas. Ni pensar que los desnatados son mejores que los enteros, sobre todo cuando los números demuestran que no es así.