El interés por la nutrición saludable ha hecho que las industrias lácteas intervengan en su elaboración para ofrecer diferentes tipos de leche, según las necesidades de los consumidores.
Comprar leche era uno de los gestos cotidianos más sencillos. Sin embargo, las industrias lácteas han perfeccionado su elaboración para ofrecer a los diferentes tipos de clientes la leche que más se adapte a sus gustos y necesidades.
La leche ya no es simplemente de un alimento básico, sino que su demanda la ha situado como alimento funcional. Dirigido a cumplir una determinada función en nuestro organismo, o a eliminar aquellos componentes que consideramos no apropiados para nuestra dieta.
Así, hoy en día los estantes de leche de nuestros supermercados están repletos de diferentes tipos de leche que dificultan nuestra decisión de compra.
¿Producto natural o preparado industrial?
Ante la creciente oferta de tipos de leche, cabe preguntarse qué parte del producto mantiene sus propiedades naturales y hasta qué punto estamos acercándonos a un derivado industrial.
Existen opiniones de todo tipo a favor y en contra del consumo de leche por personas adultas. Lo cierto es que la leche de vaca que encontramos hoy en día en sus diferentes formas, ofrece suficientes garantías alimentarias.
Leche Fresca
Ha sido sometida únicamente a un tratamiento de pasterización suave, que no ha variado en 50 años. La podemos encontrar en el armario frigorífico de nuestro supermercado, generalmente en botellas transparentes, que recuerdan a las típicas botellas de leche del lechero a domicilio.
Se consume directamente, sin necesidad de ser hervida y es la mejor opción para conseguir el sabor en determinadas recetas y es apta para personas mayores y para niños en edad de crecimiento, pues conserva 100% de sus propiedades naturales originales.
Leche Entera
Es leche fresca que ha sido sometida al proceso de ultrapasteurización (UHT), que consiste en exponer la leche durante un corto plazo (de 2 a 4 segundos) a una temperatura que oscila entre 135 y 140 °C y seguido de un rápido enfriamiento, no superior a 32 °C. Conserva todas las propiedades de la leche fresca, y aunque pierde parte de su sabor original, se mantiene óptima para su consumo entre 3 y 6 meses.
La leche UHT es la más consumida en nuestro país, aunque los países nórdicos y los Estados Unidos prefieren consumir lechge fresca.
Su alto contenido en grasas saturadas no la hace muy recomendable en dietas de adelgazamiento ni en personas con sobrepeso o problemas cardiovasculares.
Leche Semidesnatada
Es la leche entera, a la que se le retira parte de su contenido graso, aunque mantiene cantidades de ácidos grasos, vitaminas liposolubles y otros compuestos presentes en la grasa láctea, que son necesarios en las etapas de crecimiento. Por ello, es la más recomendable en el caso de niños con tendencia al sobrepeso.
Leche Desnatada
Es leche entera sin a penas contenido graso. Aporta principalmente proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales. En su composición, las vitaminas liposolubles que se pierden al retirar la grasa, vuelven a ser añadidas.
Posee en su composición un valor nutricional muy similar a la leche normal, solo que posee muy poca cantidad grasa y por ende menor valor energético.
Leche sin lactosa
Intolerancia a la lactosa
Puedes consultar más información sobre intolerancia a la lactosa o recetas sin lactosa aquí
Este tipo de derivado láctico se obtiene a partir de la leche desnatada, a la que se le elimina gran parte de la lactosa, o azúcar de la leche, y sus azúcares se dividen en dos mucho más digeribles, la glucosa y la galactosa. El resto de nutrientes de la leche permanecen totalmente intactos.
Normalmente, el consumo de leche por personas adultas, origina digestiones pesadas, hinchazón abdominal, y otro tipo de molestias que definen la intolerancia a la lactosa.
La opción de tomar leche sin lactosa es buena para todos, tengamos o no intolerancia a este componente, ya que al acelerar la digestión conseguiremos un mejor funcionamiento metabólico que se traducirá en un mayor aprovechamiento del alimento.
En el mercado se pueden encontrar dos tipos de productos: las leches bajas en lactosa y las sin lactosa. Las primeras tienen un contenido en lactosa inferior a la leche en su estado natural (entre 0,1 gr y 1,8 gr por cada 100 ml frente a los 4,7 gr de la leche normal) mientras que las leches sin lactosa tienen un contenido en lactosa inferior a 0,1 gr por cada 100 ml (cantidades indetectables mediante cualquier método analítico).
Leche con Omega-3
Sustituye la grasa de la leche por ácidos grasos insaturados ( omega 3 ) con reconocidos beneficios para la salud cardiovascular. Destacan por diversas propiedades:
Mantienen el equilibrio de las grasas en la sangre, inhiben los mecanismos de agregación plaquetaria, por lo que inciden de manera positiva como agentes preventivos de riesgo cardiovascular y son lípidos fundamentales para el desarrollo y funcionamiento favorable del sistema nervioso central.
Se ha demostrado experimentalmente que el consumo de grandes cantidades de omega-3 aumenta considerablemente el tiempo de coagulación de la sangre, lo cual explica por qué en comunidades que consumen muchos alimentos con omega-3 (Inuit, japoneses, etc.) la incidencia de enfermedades cardiovasculares es sumamente baja.
Leche con fitoesteroles
Es un tipo de leche pensada para reducir la presencia de colesterol en la sangre.
Los fitoesteroles son sustancias químicas parecidas al colesterol que se encuentran principalmente en plantas y vegetales verdes ó amarillos y en una variedad de alimentos, incluyendo verduras, frutas, granos integrales, frutos secos, semillas de calabazas, soja y arroz integral.
Se recomienda 2 gr/ día de fitoesteroles para bajar el colesterol LDL. Para cubrir esta recomendación, se puede consumir:
· 2 vasos de leche con fitoesteroles.
· 1 vaso de leche con fitoesteroles + 1 cucharada de margarina con fitoesteroles.
· 1 vaso de leche con fitoesteroles + 4 rodajas de pan de centeno + 2 cucharadas de germen de trigo + 2 cucharadas soperas de aceite de maíz.
Leche enriquecida con calcio
Actualmente se comercializan diferentes marcas de leche enriquecidas con Calcio (fundamental para prevenir la osteoporosis) que incluyen además vitaminas liposolubles (solubles en grasa), ya que durante el desnatado, junto con la grasa se eliminan estas vitaminas de la leche.
La leche a la que se le añade algún nutriente (calcio, fósforo, vitaminas, proteínas, etc.) se considera «leche enriquecida», y sus fabricantes tienen la obligación de informar en la etiqueta del producto sobre sus características nutritivas. La mitad de las analizadas en un estudio comparativo tienen menos calcio del que declaran.