El kéfir de agua (del turco keif «sentirse bien») también conocido como búlgaros o tibicos, es un alimento fermentado probiótico con gran contenido en bacterias y enzimas de alto valor que fortalecen nuestro sistema inmunológico, entre muchos de sus beneficiosos efectos. Está especialmente recomendado para mutitud de enfermedades, cuando se ha tomado o se está tomando medicación (especialmente antibióticos) durante largos periodos de tiempo, cuando hay un desgaste o estrés mantenido y prolongado, para mejorar el sistema inmune durante los primeros años de vida, etc. En algunos lugares el kéfir es también conocido por nombres como tibicos o búlgaros.
Propiedades y casos en los que se recomienda tomar kéfir, búlgaros o tibicos:
* Posee acción antiinflamatoria
* El kéfir tiene efecto antialérgico
* Regenera el hígado
* Evita la formación de gases intestinales
* Etapas de debilidad y fatiga física
* Para limpiar el intestino
* En caso de patologías en la piel (dermatitis, eccemas»¦)
* Combate las enfermedades infecciosas
* Evita el desarrollo de tumores
* Elimina patógenos peligrosos para nuestra saud
* Posee gran poder antioxidante
* Es capaz de regenerar la flora intestinal
* Actúa contra la candidiasis
* Mejora la respuesta del sistema inmune
* Protege la mucosa intestinal
* Regula las digestiones
* Casos de asma bronquial
* Evita y combate la gastroenteritis
* Está recomendado para la colitis ulcerosa y en general enfermedades en las que haya inflamación intestinal.
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Cómo hacer kéfir de agua
Necesitas:
1 litro de agua de manantial, purificada o filtrada
3 cucharadas de kéfir de agua (ya hidratado)
3 cucharadas de azúcar integral de caña
Fruta seca como 1 higo, dátil, ciruela, manzana o albaricoque
1/2 limón cortado en rodajas (con la cáscara)
Metemos todos los ingredientes en un bote de cristal con cierre hermético y lo dejamos que fermente entre 2 y 3 días, moviendo un poco la mezcla cada día. Después, lo colamos con una gasa o tela y también añadimos el jugo explimido del medio limón que hemos puesto en el bote con el kéfir. Preferentemente lo bebemos siempre en ayunas y antes de las comidas. Podemos beber la cantidad que deseemos. Aclaramos con agua el nóduo de kéfir e iniciamos el proceso de nuevo. Es importante tener en cuenta que cada día se forma más ácido carbónico, así que en caso de que lo tengas fermentando más de 3 días no lo tapes herméticamente para que éste vaya saliendo poco a poco.
Si no vas a estar en casa unos días o quieres dejar de tomarlo por un tiempo, puedes escurrirlo bien y meterlo en un bote de cristal en el congelador.
O también lo puedes deshidratar: simplemente lo cubres con un paño o papel de cocina en una zona que esté ventilada. Cada día dale la vuelta con cuidado. Cuando está listo verás que ya no está pegajoso y parece que se ha cristalizado. Para volverlo a usar simplemente pongo en un recipiente con agua y azúcar durante 12 horas y posteriormente seguiríamos el procedimiento de arriba.