La leche y sus derivados, «consumidos de forma regular y moderada (2-3 raciones diarias) suponen un aporte muy importante de calcio absorbible y de proteína de alta calidad en aminoácidos. Asimismo, el consumo regular y moderado de leche y sus derivados reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cáncer colorrectal, obesidad y diabetes», afirmó el Dr. Sergio Calsamiglia, catedrático de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona durante su conferencia Mitos y falsedades acerca del consumo de leche, que pronunció en la Jornada de Homenaje Póstumo al Dr. Jesús Llona Larrauri, celebrada en el Colegio de Médicos de Bizkaia en Bilbao.
Los elementos presentes en la leche que juegan un papel fundamental en la prevención de estas enfermedades «son el calcio (que está presente en concentraciones elevadas y en una forma muy absorbible) y la presencia de grasas y péptidos bioactivos (que regulan la presión arterial, previenen el desarrollo de algunos cánceres y desarrollan la sensación de saciedad)».
El catedrático ha recordado que «entre las propiedades más destacadas de la leche están su equilibrio nutricional (que la hacen suficiente para el desarrollo temprano del recién nacido), su contenido en caseína (una proteína que aporta el 15% de nuestras necesidades diarias y que tiene una excelente calidad en aminoácidos), y su contenido en calcio (que es altamente absorbible y aporta alrededor del 60% de nuestras necesidades diarias)».
Según ha manifestado, «contrariamente a la percepción general, la leche y sus derivados sólo aportan el 10% de nuestras necesidades energéticas y, consumida con moderación, contribuye poco a la ingestión de calorías».
Asimismo, ha sacado a colación que, debido a sus cualidades nutritivas, «las entidades gubernamentales (Ministerio de Sanidad y Consumo) y organizaciones supranacionales (como la Unión Europea, la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación o la Organización Mundial de la Salud, entre otras) recomiendan el consumo diario de 2-3 raciones de leche o derivados. Una ración equivale a: un vaso de leche (250 ml), 2 yogures (de 125 ml), o una porción de queso (30 g).
Consumo de leche y enfermedades cardiovasculares
El experto ha señalado en la conferencia que el consumo de las cantidades recomendadas de leche y sus derivados «ha demostrado no afectar negativamente al colesterol sanguíneo a medio y largo plazo. La evidencia indica que cuando la leche y sus derivados se consumen de forma moderada se reduce un 18% el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. La razón principal que justifica estos efectos es el consumo de calcio de la leche, que es muy absorbible, y la presencia de péptidos bioactivos (principalmente el factor inhibidor de la angiotensina). Hay que tener en cuenta, que la leche es el alimento que mayor cantidad de calcio absorbible o útil aporta. Además, la leche contiene vitamina D, que favorece su absorción».
El calcio tiene un efecto «muy potente como reductor de la presión arterial y de la digestión de la grasa, como se ha comprobado en diversos estudios, siendo el efecto mayor y más consistente cuando el calcio se consume es en forma de leche comparado con la suplementación de calcio no-alimentario». De igual modo, la leche también contiene péptidos bioactivos que se forman durante la digestión de las proteínas lácteas. «El más importante es el inhibidor de la enzima conversora de la angiotensina I, que tiene la capacidad de reducir la presión sanguínea de forma muy eficiente».
Consumo de leche e incidencia de cáncer
El profesor Calsamiglia ha señalado que los resultados de 13 estudios epidemiológicos prospectivos «indican que el riesgo de incidencia de cáncer colorrectal de los individuos que consumen leche y productos derivados es casi un 40% inferior a los individuos que no consumen o consumen poca leche».
El factor de la leche que parece tener un efecto más importante en la protección frente al cáncer es el calcio, particularmente en la prevención del cáncer colorrectal. «Hoy tenemos evidencias claras que el calcio tiene una actividad chemoprotectora y ha demostrado su capacidad de reducir la proliferación celular epitelial del colon y la recurrencia de adenomas colorrectales. Los efectos son beneficiosos con un consumo diario de 750 a 1.250 mg de calcio al día (equivalente a 3-4 raciones diarias).
Consumo de leche, obesidad y diabetes
Los estudios epidemiológicos indican que el consumo de leche reduce el riesgo de padecer la incidencia del síndrome metabólico (obesidad y diabetes).
El profesor ha incidido en que el efecto del consumo de leche sobre el cambio de peso «ha sido frecuentemente mal interpretado». Según dijo, «en primer lugar, la percepción general de que el consumo moderado de leche incrementa el peso (o su no consumo adelgaza) es erróneo. Merece la pena recordar que el consumo de las cantidades recomendadas de lácteos sólo contribuye al 10% de la ingestión de calorías diarias. Además, los estudios epidemiológicos prospectivos confirman que el consumo de leche en dietas isocalóricas reduce el peso corporal en individuos obesos, y no afecta al peso en individuos con peso normal. Por otra parte, la leche es uno de los alimentos con un índice glicémico más bajo, por lo que no contribuye a incrementar el riesgo de diabetes».
Los elementos presentes en la leche qué más contribuyen a explicar los efectos de la leche frente al riesgo de obesidad o de padecer diabetes son, «fundamentalmente, el calcio y la presencia de péptidos bioactivos con actividad saciante. El calcio reduce la digestibilidad de las grasas ingeridas, reduciendo el valor calórico de los alimentos grasos. Por otra parte, una serie de péptidos bioactivos presentes en las proteínas del suero de la leche, afectan al centro neuronal de la saciedad, de tal manera que el consumo de leche y productos lácteos reducen el apetito y contribuyen a reducir la ingestión de calorías».