A lo largo del mundo existen personas sanas y longevas que no beben leche, así que en principio no existe una razón para beber grandes cantidades de leche. Pero el medio ambiente y la prehistoria de Europa poseen unas circunstancias muy particulares, lo suficientemente poderosas como para haber conseguido que el ser humano sea el único mamífero capaz de consumir leche después de su periodo lactante infantil.
Habla Marvin Harris:
Aunque la leche no contenga ningún nutriente que no pueda obtenerse a partir de otros alimentos, sí contiene dosis masivas de un elemento que los europeos, sobre todo los habitantes de la Europa septentrional, seguramente necesitaron en cantidades excepcionales. Se trata del calcio, mineral que el organismo utiliza para formar, mantener y reparar huesos. El contenido sólido de la leche constituye la más concentrada de todas las fuentes dietéticas de calcio.
El calcio también se puede obtener de productos vegetales de carácter hojoso y color verde oscuro, como las hojas de nabo y remolacha y las espinacas. También sirve mascar espinas de pescado y roer los gruesos ligamentos próximos a los huesos de los animales. Pero todo ello debe hacerse en grandes cantidades para alcanzar las tasas de calcio de un buen vaso de leche. Además, no todo el mundo tiene acceso al pescado, y roer huesos de gran tamaño es peligroso para los dientes.
Así pues, el misterio por el cual las culturas orientales no consuman leche de adultos no es porque sean más sabios que nosotros, como cree Fernando Sánchez Dragó, o porque estén más en sintonía con la naturaleza y con su carácter de mamíferos. Los chinos no consumen leche porque son intolerantes a la lactosa. Y son intolerantes a la lactosa porque durante milenios no tuvieron la leche como alimento principal para sobrevivir, sino que tenían la posibilidad de obtener calcio a través de otros alimentos.
Los países orientales que despreciaron la industria lechera practican una forma intensiva de agricultura de regadío que depende menos del arado con animales que el sistema agrícola indio. («¦) En China, donde prevalecen condiciones menos rigurosas en cuanto a clima y suelo y donde la agricultura de regadío se encuentra muchísimo más avanzada que en la India, la preparación de los campos puede conseguirse aplicando exclusivamente mano de obra humana o con menos arados de tracción animal.
Sin esta necesidad, los chinos no tuvieron razón para criar grandes cantidades de vacas con el fin de producir bueyes y, por lo tanto, faltó la motivación para que éstos usasen la leche como producto lateral de la explotación del ganado de tracción.