Para digerir los alimentos, el tubo digestivo tiene que descomponerlos en sus partes más pequeñas. Sólo así pueden ser absorbidos a la sangre, para que se distribuyan a todas las células del cuerpo y ellas puedan utilizarlos.
Lactosa
Lactosa
Las piezas más pequeñas que forman los hidratos de carbono son los monosacáridos, éstos son los que pueden pasar a la sangre. Cuando entra la lactosa en el intestino delgado debe dividirse en glucosa + galactosa, que son los monosacáridos que la forman. Para hacer esta división o hidrólisis hace falta la enzima llamada lactasa.
La lactasa la segregamos desde que nacemos hasta los dos o tres años de edad. Después va disminuyendo progresivamente hasta desaparecer, aunque el 85% de los adultos que siguen tomando leche continúan segregándola, en mayor o menor medida, como respuesta a la ingesta de leche. Es una de las razones con las que nuestro organismo nos confirma que la lactancia es sólo para el inicio de la vida.
La insuficiencia de lactasa es la razón por la que la digestión de la leche es lenta y limitada para muchas personas, y a veces imposible. La lactosa sin desdoblar pasa al colon (ya que al no estar hidrolizada en monosacáridos no puede pasar a la sangre). Las bacterias del colon la fermentan produciendo ácido láctico, dióxido de carbono, metano, es decir, gases (inflamación, flatulencia) incluso diarreas por cuestiones de hiperosmolaridad. También produce estreñimiento. Los síntomas son más importantes cuanto mayor sea la intolerancia.
Sello sin lactosa
Sello sin lactosa
En lactantes la intolerancia a la lactosa es un hecho verdaderamente excepcional, pero en los adultos es con diferencia la principal anomalía enzimática que se padece. Es propia de alrededor del 75% en todos los grupos étnicos, a excepción del noroeste de Europa, en que la incidencia es de menos del 20%, y en grupos étnicos que siempre han tomado leche, como los masais y los mongoles.
Entendemos que esta intolerancia es otro indicador de que la leche no es un alimento natural para nosotros una vez que hemos dejado nuestra lactancia. ¿Qué creéis vosotros?