La tendencia hacia alimentos más saludables crece en todo el mundo, particularmente en el segmento de los productos «funcionales», aquellos que aportan beneficios concretos para la salud. A esta movida se sumó Lácteos Prodeo, una pyme de Chivilcoy que acaba de lanzar, con el asesoramiento técnico del INTI y del INTA, una línea de quesos funcionales que reducen el colesterol y el riesgo cardiovascular y, además, tienen propiedades antitumorales.
Luego de tres años de investigación y ensayos, esta firma familiar desarrolló un método natural para elaborar leche con un perfil de ácidos grasos «benéficos» para el organismo. La llamada «superleche INTA» se obtiene variando la suplementación alimentaria de las vacas. Y con ella se producen yogures y quesos bajo la marca Mamá Mecha, que ayudan a disminuir el colesterol malo en la sangre, entre otros beneficios.
«La grasa de la leche contiene por un lado un exceso de ácidos grasos saturados, cuyo abundante consumo resulta perjudicial para la salud; y, por otro lado, una menor proporción de aquellos reconocidos como benéficos», explica el ingeniero agrónomo Matías Balán, titular de Lácteos Prodeo. «La modificación del perfil de ácidos de la grasa butirosa (grasa de la leche) mediante un cambio en la alimentación de la vaca, permite potenciar sus propiedades saludables. A partir de una suplementación estratégica basada en aceites vegetales y sus subproductos, más aceites marinos en bajas dosis, se logra modificar el perfil de ácidos grasos de la leche. Así, disminuye la concentración de los ácidos grasos saturados (que elevan el colesterol total y el colesterol malo), y aumenta la concentración de aquellos que resultan beneficiosos como los mono y poliinsaturados, y especialmente la concentración del ácido linoleico conjugado (CLA), y el ácido vaccénico (AV)», apunta Balán.
La «superleche» con la que se producen los quesos funcionales, se obtiene complementando la alimentación del ganado principalmente con soja, girasol, y derivados como el aceite o la borra, sin la necesidad de agregados químicos. Este efecto de modificación de la grasa de la leche, fue comprobado mediante ensayos experimentales con vacas lecheras en el INTA Balcarce.
De esta manera, se obtiene una leche parcialmente descremada y con una composición grasa altamente saludable que se mantiene intacta en todos los derivados lácteos. Como beneficio asociado, esta técnica de producción láctea reduce en un 50% las emisiones de gas metano (uno de los mayores responsables del llamado efecto invernadero), que despiden las vacas durante su digestión. Esto ocurre porque la suplementación alimentaria se basa en lípidos que inhiben el desarrollo de una bacteria responsable de generar dicho gas (del que la ganadería argentina es un importante emisor) en el rumen del animal.
Vocación innovadora
La firma Lácteos Prodeo se fundó en 1999, a partir de otra empresa que ya venía trabajando en el sector desde 10 años antes. Con una estructura pequeña y de trato familiar (tienen ocho operarios, un director técnico y un gerente, más dos contadores, una economista agropecuaria, dos diseñadores y una comunicadora social como asesores externos), su diferencial se basa en la innovación y la tecnología aplicada a los procesos productivos.
«Empezamos en 2007, investigando junto al INTA Balcarce e INTI Lácteos, y hoy continuamos con su asistencia técnica. Fueron dos años y medio de investigación y unos seis meses de implementación y puesta a punto del sistema productivo. Los primeros quesos funcionales salieron al mercado en octubre del año pasado», destaca el titular de Prodeo. Los animales utilizados para la elaboración de la leche funcional son de raza Holando Argentino y recibieron una alimentación especial, consistente en una combinación de aceite de girasol y borra de soja, un subproducto del aceite de soja que actualmente se descarta.
El proyecto surgió a partir de la necesidad de complementar la producción sojera en la zona de Chivilcoy con la actividad ganadera, y lograr productos de mayor valor agregado. De este modo, parte de la soja es procesada en la planta aceitera de Prodeo -produce aceite crudo y expeller, como subproducto principal-, para ser destinado a la alimentación de las vacas y así producir la leche funcional.
«Por el momento, la leche se obtiene de 65 vacas en nuestro tambo. Pero estamos capacitando a gente de otros establecimientos de la zona (en total hay 80 tambos y unos 22.000 animales), con los cuales se trabajará formando grupos de Cambio Rural INTA para aumentar la escala de producción y expandir la línea», dice.
Por este desarrollo, la firma obtuvo varias distinciones, entre ellas el Premio «INTI La Mirada Larga», destinado a promover la transformación local integral de la cadena agroindustrial a nivel local y municipal. Los flamantes quesos funcionales también estuvieron presentes en la edición 2010 de Expoagro.
En un futuro cercano, la firma piensa elaborar otros productos funcionales a partir de la misma técnica, como leche fluida y yogures. «Nuestro objetivo para este año es aumentar la producción 10 veces, pasando de 1.000 a 10.000 litros de leche funcional diarios, y llegar a más mercados en el país y en el exterior», afirma el joven emprendedor.