Una vez que sabemos que las grasas no son tan malas, podemos perder el miedo a comer alimentos tan sabrosos como la mantequilla.
Si hace poco comentábamos que la guerra contra el colesterol y la grasa parecía estar en declive, hoy lo reafirmamos. El Gobierno de EEUU ha decidido finalmente dejar de incluir el colesterol como un nutriente por el que preocuparse. Este movimiento tiene una clara motivación: ya se cuestiona ‘oficialmente’ que el colesterol dietético pueda afectar al colesterol en sangre. Todo casi al mismo tiempo que una revista científica del prestigioso British Medical Journal publica una investigación que concluye que las recomendaciones nutricionales que se endurecieron especialmente en relación a la grasa en los 70 y 80 en EEUU y Reino Unido no estaban fundamentadas en estudios clínicos.
Una de las víctimas propiciatorias más claras de esa guerra contra las grasas ha sido sin duda la mantequilla. Cuando en los años 30 del siglo pasado el doctor Weston Price analizó las dietas de diversas poblaciones nativas del mundo, halló que la mantequilla era un alimento común de algunas de las poblaciones con mejor salud. Era el caso de poblados suizos o de algunos grupos árabes, e incluso los norteamericanos tradicionalmente consideraban la mantequilla un alimento para producir niños fuertes y sanos. Pero, ¿por qué hemos de incluir mantequilla en nuestras dietas?
La mantequilla contiene antioxidantes
En efecto, contiene importantes antioxidantes como vitaminas A y E, y selenio. De hecho, es una de las mejores fuentes de vitamina A. También contiene dosis apreciables de la importante vitamina D.
Es una fuente de vitamina K2
Esta vitamina es fundamental para evitar la calcificación arterial y con ello la arterioesclerosis. Para encontrar esta vitamina, la mantequilla debe ser preferentemente de vacas alimentadas con pastos.
Reduce la lipoproteína A
Nadie cuestiona que la elevada lipoproteína A es un importante factor de riesgo cardiovascular aunque, por desgracia, es un factor desconocido en la cultura colesterolfóbica actual. Para algunos expertos, es el factor de riesgo más potente. El elevado consumo de carbohidratos incrementa la lipoproteína A; por el contrario, la mantequilla tiende a reducirla.
Mejora la salud digestiva
La grasa de la mantequilla contiene glicoesfingolípidos, unos ácidos grasos que protegen frente a las infecciones gastro-intestinales. El colesterol que contiene también protege las paredes intestinales.
Favorece la salud del tiroides
Las personas con baja función tiroidea sufren de un lento metabolismo y, lógicamente, de aumento de peso. El nutriente más importante para evitar esa baja función tiroidea es el yodo, y la mantequilla contiene yodo altamente absorbible.
Mejora la absorción de las grasas Omega 3
Desde hace unos 20 años se ha puesto de manifiesto que la clave en común de las dietas mediterránea, japonesa y esquimal para proteger frente a problemas cardiovasculares es el consumo de pescado azul por su contenido en ácidos grasos Omega 3. Las grasas saturadas como las de la mantequilla ayudan a los tejidos a retener dichos ácidos grasos Omega 3 tal como explica la bioquímica Mary Enig en su libro Know your fats.
Puede favorecer la pérdida de peso
Para la mayoría resultará paradójico en tanto la mantequilla es uno de los primeros alimentos que dejamos cuando queremos bajar de peso. Pero probablemente no estemos haciendo del todo bien. Consideremos por ejemplo que la mantequilla contiene un ácido graso llamado ácido linoleico conjugado (CLA) que ha demostrado reducir la grasa de la zona abdominal. También tiene otro ácido graso llamado ácido butírico que reduce el peso corporal en estudios animales.
Ayuda al desarrollo infantil
El colesterol hallado en la grasa de mantequilla es muy importante para el desarrollo nervioso y neuronal de los niños. No en vano, la naturaleza es sabia y la leche materna es naturalmente rica en colesterol y las dietas bajas en grasas en niños han sido asociadas con deficiencias nutricionales.
Ayuda a combatir la caries
El contenido de la mantequilla de vacas alimentadas con pastos en nutrientes como vitaminas K2 y D3 le confiere un efecto anticariogénico. Es decir, la mantequilla es un alimento esencial en una dieta contra la caries.
Mejora el sistema inmunitario
El ácido butírico de la mantequilla que ya hemos mencionado se ha asociado con una estimulación de las células T, que sirven para atacar virus.